Crecimiento y miedo

Hacer razonar a la gente fuera de la lógica habitual es difícil y lleva tiempo. En Salud se están haciendo las cosas mal, habiéndose vuelto el Sistema neurótico. El miedo ha crecido más que la responsabilidad médica, los pacientes han sido condicionados a una política de prevención, absurda en muchos casos, y viven algunos (los más susceptibles al miedo) sus vidas con absoluta dependencia mental, que no real, de los profesionales sanitarios; más que responsabilizarse en cuidar de su salud en el amplio sentido del término, se someten a múltiples acciones e intervenciones «preventivas», que lo que hacen es incidir en el miedo en unos casos y, en otros, se podrían evitar si fuéramos más conscientes de nuestro cuerpo y nuestras necesidades. Puede que sean, incluso, como empiezan a destacar algunos, perjudiciales en determinados casos.

Hemos dado más años a la vida, pero no vida ni felicidad a los años.

La salud de la población, desde mi punto de vista, ha empeorado, dado que actualmente hay más enfermedades psíquicas y psicosomáticas, más drogadicción -gravísimo el problema en el sector juvenil, con las habituales psicosis por drogas-, existen peores condiciones de atención a los ancianos... En fin...

Sería bueno hacernos más conscientes de ello y, en vez de volvernos locos con la «prevención» según los viejos paradigmas, empezar a corregir las causas sociales y psicológicas, o psico-espirituales, de la enfermedad.

Gerardo Hernández. Málaga

Pacto imposible

No se sabe bien si el discurso sale del convencimiento sobre la necesidad de caminar unidos hacia el logro de objetivos fundamentales para la buena marcha de España en lo económico o social o bien son palabras vanas de cara a la galería. Esa galería compuesta por millones de españolitos de a pie que lo están pasando mal y que día a día van perdiendo la confianza, si algún día la mantuvieron intacta, en que sus políticos los saquen del atolladero. Rajoy y su segunda de a bordo, Dolores de Cospedal, alzan la voz para decir que recibirán con agrado el apoyo de la oposición para luchar en Bruselas y en donde haga falta con la intención de conseguir objetivos que sirvan para remover nuestra depauperada economía y crear empleo, siempre que aquélla mantenga un mínimo de coherencia y no renieguen de lo que días antes proponen y sobre todo que no impongan políticas de sus tiempos en el poder, ya que éstas no le parecen fiables, porque a su juicio «estamos donde estamos».

Por su parte, Rubalcaba, admitiendo que el compromiso redundaría en beneficio del país, aceptaría marchar por el puente de plata extendido si los populares rectifican sus políticas, sobre todo, las que conciernen a la reforma laboral y a la educativa. No se vislumbran,pues, vías posibles de entendimiento.

En esta intransigencia reside el mal que nos aqueja y del que se hace pública repulsa. No se trata de que los partidos renuncien a su ideología propia ni a sus postulados intrínsecos, sino a que suavicen posturas acérrimas en aras de conseguir un consenso con sus contrincantes que venga a obrar en beneficio de quienes les votaron. Tiempo habrá para que cada formación haga prevalecer su postura, pero aquí y ahora lo que necesitamos es que anulen diferencias y marchen de la mano por la misma senda. Claro, que eso sería mucho pedir. Lo sentenció el filósofo, matemático y escritor británico Bertrand Russell : «Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer imposible lo posible».

José Becerra. Málaga