Muchas de las cosas que se han de hacer bien en esta vida se deben hacer despacio. Comer, vestirse y sobre todo leer son ejemplo de ello. Pero hay dos asuntos que tienen en las prisas un enemigo mortal y son el arte del toreo y el de sacar conclusiones. Así que despacito voy a centrarme en lo importante de esta ciudad, que no siempre coincide con lo urgente y casi nunca con las urgencias del poder, y además, como todavía es martes el asunto fetén de la semana debe estar fresco y como opinador que soy puedo sacar jugo al tema estrella, ese del que todos tenemos que hablar. Seguro que esta semana en nuestra querida Málaga cosmopolita toca hablar de las 450 toneladas que se han tenido que recoger este fin de semana para paliar, sólo un poquito eso sí, los vacíos estantes del Banco de Alimentos, comida con la que esta ONG ayuda a las familias a comer a diario en nuestra Málaga cultural. A lo mejor el tema estrella no es éste y es cómo se ha gestado el desmantelamiento de Emprovima, con un acuerdo de mínimos y con la sensación de que se ha dejado morir políticamente un departamento porque esta vez no hacía falta de cara a las próximas elecciones. Pero quizá en la Málaga emprendedora el tema super estrella que debería merecerse esta semana, cual bombazo electoral, es la proliferación, en los semáforos de la Málaga tecnológica, de multitud de personas de origen subsahariano que se intentan ganar la vida vendiendo pañuelos de papel y ambientadores. Porque no creo que Limasa sea el tema de la semana porque es evidente que la ciudadanía está en contra de todos los trabajadores de la empresa municipal de limpieza de la Málaga eficiente. Humildemente no soy capaz de saber cuál es el motivo para que ninguno de estos sea el tema de la semana de nuestra Smart Málaga quizá porque la Málaga que yo veo sea la Málaga real, esa que no se inmuta por lanzar campanas al vuelo de lo que nos gustaría que mostrase la realidad, o vaticinar infundadamente nuestros intereses.