En el inicio del Tiempo Pascual -período de cincuenta días que transcurre desde el domingo de Resurrección al de Pentecostés- y tras una Semana Santa 2014 tildada como histórica por diferentes indicadores, la cotidianeidad intenta retomar su espacio en una ciudad que aún resuena impregnada de bullicio cuidadoso, campanadas, marchas cofrades, tambores infantiles€, interpretando una sinfonía de percusión irrepetible en momentos tan aciagos. Escenas que, anualmente, transcriben los capítulos de esa edición renovada titulada: La Pasión en Málaga.

Hoy celebramos la simbólica fecha del Día del Libro -iniciada en España en 1926- para rendir homenaje mundial a los textos y a sus autores, incitando a todos al descubrimiento del deleite de la lectura como progreso social y cultural. El libro, ese cómplice fiel, que abriéndolo se transforma en una mente que habla; cuando lo cerramos advertimos al amigo que espera, y olvidado se restaura en alma que perdona.

Es curioso observar como las fechas van desbordando nuestra vida de casualidades o causalidades. La Literatura y el Periodismo, en tan solo cinco días, han perdido a dos personalidades: una, globalmente conocida, García Márquez; otra, localmente admirada, Francisco Fadón Huertas, que coincidían en haber tenido «el mejor oficio del mundo». El primero, vivió para contarla; el segundo -mi querido director de La Gaceta- hizo de la crónica -radiofónica y escrita- una novela de la existencia. Gabo, comenzaba su magia por la realidad para convertirla en fantástica; Paco Fadón, se aferraba a que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor, y así lo hizo en su brillante carrera dedicada a Málaga. Ambos nos dejan cien años de soledad. STTL.