O algo más es lo que diariamente me echo al bolsillo para "cumplir" con los conocidos de toda la vida que no lo están pasando bien económicamente (no soluciono nada pero al menos creo que créo un poquillo de esperanza), han perdido su empleo, algunos su casa y la mayoría todo a la vez. Al principio esta costumbre me daba corte y sin lugar a duda a ellos más que a mí (lo pasa mucho peor el que pide que el que da) pero amablemente nos hemos acostumbrando a esta diaria tragedia. Recuerdo las palabras de una señora concejala de Benalmádena en rueda de prensa que sin cabeza ni pudor alguno, decía: «Los políticos que gobernamos no estamos pagados con nada». Señora, si es así, váyase usted a su antiguo trabajo, nadie le ha obligado a ser concejala. Yo, a diario viendo lo que veo y como sufro la tragedia de los menos culpables, por si acaso me tomo una pastilla para que no me dé una angina de pecho y el pueblo aun creyendo que estas criminales desigualdades provocadas por banqueros, políticos, chorizos y sinvergüenzas se pueden solucionar rezando o poniéndole velas al Cristo Jesús el Cautivo.