Aunque creía que en política de partidos estaba ya libre uno de sustos, debo reconocer que experimenté algo parecido a un shock al leer el mensaje central del candidato con más opciones a liderar el Partido Socialista: "España necesita un shock de modernidad". Arrea. Caramba. Leches. Jolín. Con lo claro que estaba y no nos habíamos dado cuenta. ¡Un shock de modernidad!. Ya está dicho lo importante, ahora sólo falta la letra pequeña de en qué consiste, y, sobre todo, cuál será el programa capaz de provocarlo. ¿Una reforma muy a fondo de la Constitución, por la vía legal pero en la que se contemple todo lo reformable, sin dejar una cosa?. ¿Una propuesta de solidaridad con los realmente pobres del mundo, destinando no un 0,5 %, sino un 5 % del presupuesto?. ¿La defensa de un gobierno presidencialista para Europa?. Seguro que se tratará de cosas así, y ahora sólo falta que lo diga.