Carta abierta al candidato del PP a la alcaldía de Málaga

Señor De la Torre, me dirijo a usted en calidad de malagueño de nacimiento y residente en esta ciudad desde hace 42 años, para rogarle que no vulnere la dignidad de nuestros conciudadanos y reconsidere suprimir de su programa electoral la candidatura del centro histórico de Málaga como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Justifico esta solicitud, en primer lugar, con la siguiente reflexión en cita literal: «el patrimonio está en peligro. Está amenazado por la ignorancia, por la vetustez, por la degradación bajo todas sus formas, por el abandono. Determinado tipo de urbanismo favorece su destrucción cuando las autoridades son exageradamente sensibles a las pasiones económicas y a las exigencias de la circulación. La tecnología contemporánea, mal aplicada, arruina las estructuras antiguas. Las restauraciones abusivas son nefastas. Finalmente, y sobre todo, la especulación territorial e inmobiliaria saca partido de todo y aniquila los mejores planes».

El contenido del párrafo anterior podría parecer tal vez radical, incluso exagerado. Pero tal apreciación cambia cuando se conoce que forma parte del corpus jurídico de la Unión Europea. En concreto se trata del Principio 6º de la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico, redactada por el Comité de Monumentos y Sitios, y aprobada por el Consejo de Europa el 26 de septiembre de 1975. Está vigente también en España a partir de su adhesión en 1986 a la Comunidad Europea.

Estas palabras, producto por tanto de la reflexión profesional de prestigiosos expertos, por desgracia son por completo aplicables al devenir reciente del centro histórico de Málaga. Porque así ha ocurrido de forma incuestionable en nuestra ciudad. Y una rigurosa investigación geográfica avala esta afirmación, constatando que las demoliciones de edificios históricos del centro de Málaga han sido especialmente numerosas desde mediados de la década de 1980; pero, sobre todo, justo a partir del inicio de este siglo XXI, como ya he explicado varias veces estos últimos años en medios como el diario ABC, El Mundo, El Observador o la Cadena Ser, por solo citar algunos.

Continuando así con la justificación de la presente petición y para simplificar el análisis, circunscribámonos al corazón urbano, a la ´almendra´ antigua, que es el sector casi coincidente con el recinto intramuros medieval. Y fijemos el año 1957 como punto de inflexión histórico, pues es cuando se empieza a aplicar la nueva Ley del Suelo de 12 de mayo de 1956, con la que llegaba a Málaga el urbanismo y la arquitectura propios del Movimiento Moderno.

Dentro de la ´almendra´, en el año 1999, existían 926 edificios históricos (72,3%) frente a 354 inmuebles ´modernos´ edificados con posterioridad a 1956. En la actualidad ya solo quedan 706 edificios históricos (55,1%), habiendo por tanto desaparecido otros 220 inmuebles centenarios. Y en el mismo periodo de 15 años se han producido además 136 modificaciones de la trama urbana histórica, entre creación de calles y plazas, retranqueo de fachadas, fusión de parcelas, y otros tipos de alteración morfológica que desvirtúan la autenticidad del centro histórico.

Esta clase de fenómenos urbanísticos son precisamente las principales variables que va a analizar el Icomos -organismo de la Unesco encargado de valorar las candidaturas de ciudades históricas a la categoría de Patrimonio de la Humanidad-, pues así lo determina la Carta Internacional para la Conservación de Poblaciones y Áreas Urbanas Históricas (Washington, 1987). Carta que, entre otras cuestiones, indica que los valores a conservar son el carácter histórico del área urbana y todos aquellos elementos materiales que determinan su imagen, especialmente la forma urbana definida por la trama y el parcelario, y la forma y el aspecto de los edificios (interior y exterior), definidos a través de su estructura, volumen, estilo, escala, materiales, color y decoración; y que cualquier amenaza a estos valores comprometería la autenticidad del área urbana histórica. No obstante, añade la Carta que el plan de conservación para un centro histórico incluye la razonable posibilidad de tener que efectuar algunas demoliciones, siempre justificadas técnicamente; y por ello se han de establecer los edificios o grupos de edificios que deben protegerse totalmente, los que se conservarán en ciertas condiciones, o los que, en circunstancias excepcionales, pueden destruirse.

De hecho, demoler en tan corto periodo de tiempo la cuarta parte de los edificios centenarios del corazón urbano de Málaga no tiene nada de excepcional. Al contrario: demuestra un eficiente proceso sistemático del que a petición de cualquier interesado aportaré las correspondientes pruebas fotográficas, catastrales y documentales que confirman que desde 1957, casi la mitad de los edificios históricos de la ´almendra´ han sido destruidos.

Habiéndose pues destruido uno de cada cuatro edificios históricos que existían cuando usted fue designado alcalde, Sr. De la Torre, resulta inexplicable esta propuesta electoral.

Con este escenario urbano, no quiero imaginar la expresión de desagrado en los rostros de los comisarios del Icomos cuando conozcan que los años de la barbarie contra el Patrimonio Histórico de Málaga no fueron los de la dictadura franquista. Y es que las décadas de 1960 y 1970 sólo conocieron un promedio de 6 demoliciones de inmuebles históricos anualmente; mientras que en los primeros años del siglo XXI, en plena democracia constitucional, la tasa de derribos casi se triplicó.

Destruir 15 edificios centenarios cada año durante todo su mandato, Sr. De la Torre, avalan calificar de máximo expolio del Patrimonio Histórico lo ocurrido. Y por ello insisto en mi ruego inicial: por favor, por respeto a sus conciudadanos, renuncie a realizar tan obscena propuesta ante la Unesco.

Anton Iván Ozomek FernándezMálaga