No se entera y lo peor para un profesional de la política es no reconocer el fracaso; o no, vaya usted a saber, porque Mariano Rajoy lleva tantos años toreando de perfil los miuras que le sueltan en la plaza, algunos de ellos de ganaderías propias, que cuando el toro parece lo va a cornear de gravedad se nos marcha a las Bahamas, y con él nuestro nunca bien ponderado Javier Arenas, subalterno de lujo y banderillero de los que usan el sobaquillo para colocar las banderillas negras, las del humillante castigo, y que, como responsable de política municipal del PP, suele dar consejos a media oreja a su maestro de cómo perfilarse para no ser cogido en el arte de matar. O puede que, ojo al dato, se prepare para salir a torear él y haga el paseíllo con Soraya Saénz de Santamaría, su exquisita y equilibrista compañera de terna, una vez dejada en el burladero a la gran perdedora de estas elecciones y con nombre de guerra, Loli Cospedal. Para alegrarle el paseíllo a Mariano Rajoy camino de las Bahamas llega el juez que sustituyó a Ruz, y le dice que el PP deberá sentarse en el banquillo para explicar la financiación ilegal del partido que preside. Esto no ha hecho más que empezar.

El problema no es que Rajoy no se entere del tremendo batacazo que el PP se ha dado, con pérdida de poder institucional nunca visto. Va a perder hasta 52 grandes ciudades y nada menos que siete comunidades autónomas y de seguir en esta línea es previsible que haya otras instituciones sociales y empresariales que empiecen a darle la espalda ante las elecciones que se avecinan. Lo que nadie sabe es cómo aguantará todo este tiempo hasta el 22 de noviembre, fecha prevista para las elecciones generales. No creo que haya puñaladas por la espalda, pero tampoco se le jaleará salvo los conocidos holligans, de ellos el más preciado y más preparado, intelectualmente hablando, de nombre Rafael Hernando, el diputado cunero por Almería, con méritos suficientes para seguir aupado a los cielos por los almerienses que siguen pensando que el futuro es el pasado y, además de Hernando, otro valedor de Rajoy es Jorge Fernández Díaz, sobrado especialista en promover la llamada Ley Mordaza.

Este pasado martes, y en estas páginas, anunciaba lo que estaba por venir y de forma gráfica decía que muchos dirigentes del PP, y no digamos las bases, estaban hasta los mismísimos (cojones) de Rajoy. No me equivoqué y aunque los tambores de guerra suenan con sordina a la vista de las próximas elecciones, no se puede, ni se debe olvidar que el primer revolcón lo padeció Rajoy en Andalucía, una plaza donde el PP nunca ha conseguido cortar orejas y rabo.

En Andalucía estamos y parece como si en las municipales no hubiera habido un clamoroso vuelco a la izquierda donde cuatro capitales, hasta ahora del PP, buscan nuevo alcalde, Sevilla, Cádiz, Huelva y Córdoba porque lo que es en la presidencia de la Junta poco o nada se ha movido. Que Susana Díaz consiguiera una mayoría en las urnas que muy pocos alcanzaron en estas pasadas elecciones, de nada parece servir. He llegado a pensar, sobre todo cuando se me cruzan los cables con el PP, que aquí hay una inquina personal hacia Susana Díaz, poco ocultada por algunos de los que están llamados a ser oposición, quizás de por vida. No sé, pero me temo que estamos en la línea roja de nuevas elecciones; nadie las quiere, dicen, pero nadie hace por evitarlas. Y en medio, porque así lo siguen pidiendo Podemos y Ciudadanos, Chaves y Griñán en el ojo del huracán. Ambos y Gaspar Zarrías han aportado al juez del Supremo la documentación y pruebas suficientes de que el Parlamento andaluz había aprobado y era legal el sistema de pago de los ERE, en contra de lo que sostienen los interventores del Estado, acreditados colaboradores de las tesis de la juez Alaya.

Susana Díaz se entrevistó ayer con su amigo del alma, Pedro Sánchez y le hizo ver que los caminos del socialismo andaluz no pasan por Ferraz, la sede del PSOE nacional. Andalucía está en otra onda, alcaldía de Cádiz incluida.

P.D.- (1) Moreno Bonilla no se ha mordido la lengua en autocrítica a lo sucedido al PP. Una nueva generación dispuesta a sintonizar con el pueblo sin las arcaicas ataduras de quienes aún mueven los hilos en Génova, la sede del PP nacional. Juanma, ese es el camino le han dicho quien bien lo quiere.

(2) Aguirre, la cólera de Dios. Menopausia política y nada más. ¡Que llegan los soviets!

(3) Albert Rivera, como la yenka. Un paso adelante y dos atrás. ¿Mañana? ¡Quién lo sabe!

(4) Iglesias, Pablo, condenado a entenderse con los socialistas o quedarse solo. Y en el desierto se pasa hambre y frío. Las palabras se las lleva el viento.

(5) Paco de la Torre, figurín único del PP, mascarón de proa del desastre municipal del PP. Ante Ciudadanos solo le queda ponerse de rodillas y pedir perdón. Paco tiene mucha más dignidad para que llegue un mindundi y lo quiera poner cara a la pared. ¡Señor, señor!

(6) Cassá, el ínclito personaje político salido de la nada, amante de la poltrona del Caserón del Parque, está llamado a darnos días de gloria periodística. Bienvenido; lo pasaremos bien.

(7) Fernández Montes, el hasta ahora jerifalte irrepetible en la reciente historia de Torremolinos, sigue a la baja. De 11 a diez concejales y, lo que es peor, nadie quiere escucharle. Glorioso final.

(8) María Gámez, con sus silencios medidos, ya mide su futuro. ¿Cuál será? Antes, durante y después de las elecciones ha sabido mantener su pensamiento, sus ideas y su capacidad de trabajo. Algo que está en alza. Atentos.