Sabiendo que la gente identifica la pompa del político con el coche oficial, los nuevos regidores llegan a los consistorios en metro, bicicleta, a pie y hasta en patín. Algún desinhibido se atreve a lo sumo a hacerlo en taxi. En realidad el ahorro de gasto será próximo a 0, pues no creo que hagan un ERE de extinción a los chóferes, ni nadie ha hablado de sacar a subasta los coches (para sacar, si lo hacen, un precio de risa). Son pequeñas demagogias disculpables, y sólo sería imperdonable que alguien se creyera que son nuevas. Vayan al BOE y comprueben cuántas veces lo hizo el mismísimo Franco por Decreto -era una de sus demagogias preferidas- cuando la economía obligaba a apretar al cinturón. El viejo gesto ahora actualizado (desde luego en otro contexto) da gusto a los ingenuos y enternece por su inocencia de buen rollito, aunque de nuevo tenga tanto como una hortaliza en una huerta.