El Partido Popular de la provincia de Málaga ha organizado una conferencia política para este fin de semana. Como escribiera un crítico a principios de siglo a propósito del estreno de una obra de José Echegaray, «la pregunta sería: por qué». Tampoco estaría mal preguntarse para qué. Entre los ponentes figuran Luis Verde, concejal, que va a de dar una conferencia sobre el futuro de la juventud, sin qué sepamos si va a ser monográficamente sobre como sobrevivir en el engranaje de un partido. Es seguro que los jóvenes de Málaga toda, e incluso de las nunca bien ponderadas y queridas provincias vecinas, Sevilla o Huelva no descartadas, harán cola para seguir sus consejos.

Los populares malagueños dijeron ayer en la presentación del cónclave que van a realizar «examen de conciencia». Esto está muy bien, va de suyo que implícitamente reconocen tener algunos pecadillos. La endogamia quizás es uno de ellos, por eso han decidido invitar a personajes ajenos al partido y representativos de la sociedad a que participen. Un sólo nombre daba el teletipo. La fortaleza del Partido Popular malagueño está hoy en la buena labor que hacen algunos de sus alcaldes, como el de Estepona o Antequera y en gestos y jugadas audaces y beneficiosas para la sociedad desde la Diputación, institución bastante discutible que si logra ayudar a que se abra el Chare del Guadalhorce ya habrá servido para algo en esta legislatura. La conferencia se titula ´Málaga 2025´. Cada vez que se pone un apellido con número a la ciudad la cagamos. Ahí está el Málaga 2016 (del que, salvo los que asistieron al ridículo de la presentación de la candidatura en foro internacional y decisivo) nadie se acuerda. No sabemos si el 25 es el año hasta el que los actuales dirigentes populares se proponen seguir en el machito. Si aquí hubiera ambición, hace mucho que se habrían planteado unos juegos olímpicos. Por ejemplo. De momento hacemos campeonatos de baristas, que es ahora como se llama a los buenos camareros de toda la vida. Eso estamos condenados a poner, camareros, y no a llevarnos los beneficios y plusvalías de una industria turística aquí radicada que pudiendo exportar conocimiento y consultoría exporta lloriqueos.

La cita es en clave electoral, con la vista puesta en apretar las filas de cara a las elecciones. Es seguro que en los corrillos interesará más cotillear sobre si Arenas va a ir por Almería o Sevilla o si va a ser Celia Villalobos la que encabece la lista al Congreso por Málaga. Lo del Senado también va a tener su tomate. Estos días a las puertas de la sede provincial del PP hay gente como platanito: pidiendo una oportunidad. Como plato fuerte, aunque de postre, se espera a Juanma Moreno Bonilla, presidente regional, que tiene el bonito papel de aguantar que si al PP en Andalucía le va bien en las generales se diga que es a causa de Rajoy y su giro político. Si le va mal se le imputarán los resultados. Eso es lo que hay. Ciudadanos le está robando la tostada del protagonismo en la siempre emocionante política regional andaluza. No sabemos si hasta 2025.