Somos víctimas de nuestros momentos de gloria. Al que no sabe deshacerse de ellos rápidamente, y pasar a otra cosa, el fantasma de la pasada gloria lo merodea y le tiende trampas, a la espera de que caiga en una para que la gloria no repita y le quite el puesto al fantasma en cuestión. La selección de Vicente Del Bosque lleva el fantasma puesto desde el Mundial de 2010, y en el fondo aún no se explica qué pudo pasar 4 años después en el partido con Holanda. En realidad desde ese partido (13/06/14) no ha levantado cabeza, lo que atribuye a una extraña maldición, y cuando parece empezar a levantarla le vuelve de pronto la memoria de la gloria y del tiempo en que todo parecía tan fácil; entonces se confía y ¡plaf! Alguien debería enseñar al equipo a librarse del fantasma glorioso, pero Del Bosque, el gran Del Bosque, no es desde luego la persona, como ya se ha dicho aquí hace mucho.