El modelo de bajo coste con el que Ana Pastor pretendió mantener el despliegue de la Alta Velocidad en tiempos de estrecheces ha descarrilado. La hoy presidenta del Congreso de los Diputados le quitó plumas al AVE, ajustando los proyectos para lograr un ahorro de 3.000 millones de euros que le permitiera abrir mil nuevos kilómetros en 2015. Esa loable intención se ha venido abajo por las restricciones impuestas desde el Ministerio de Hacienda y por los enfrentamientos con las constructoras, que optan por parar actuaciones cuando no logran unos incrementos presupuestarios a los que estaban muy acostumbradas y que en estos momentos son muy complicados de lograr. La clave del asunto está en que las empresas, a la vista de que el criterio económico ya lo es casi todo para conseguir una adjudicación, pujaron muy a la baja por los proyectos y se ven ahora con el agua al cuello ante la negativa de la Administración, en cumplimiento estricto de la Ley de Contratos, a dar de paso modificados que superen el 10% del precio inicial.

La consecuencia es un rosario de tajos al ralentí o paralizados en casi todas las líneas en construcción. De Norte a Sur y de Este a Oeste. Por no salvar, no se salva ni la Alta Velocidad de Galicia, prometida solemnemente por el pontevedrés Mariano Rajoy para 2018. El presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Gonzalo Ferre, se mueve para superar esta crisis y pretende una modificación legal que permita sustituir con rapidez a las constructoras díscolas por las que hayan quedado en segundo lugar en los procesos de licitación, para retomar cuanto antes los trabajos afectados. Sin embargo, la solución definitiva al descarrilamiento, dada su complejidad y alcance, se antoja imposible sin un nuevo gobierno con capacidad para tomar decisiones de calado en las que están en juego cientos de millones de euros.

Además de en la línea de Madrid a Galicia, también hay problemas en la variante de Pajares, donde está suspendido el contrato para la instalación de las vías en la vertiente asturiana del gran túnel bajo la Cordillera Cantábrica, así como en la ´Y´ vasca o en los proyectos para la llegada del tren veloz a Granada y a Burgos. El recambio en la dirección de obras del Adif el pasado 9 de junio, vinculado a la paralización de los proyectos de Alta Velocidad en marcha, no ha servido para enmendar la situación. El AVE de bajo coste sigue fuera de carril.