Antes el hombre del saco. Ahora reciclar gratis y a la fuerza

Tengo aún la suficiente memoria para recordar que no hace tanto, los traperos visitaban nuestros barriadas con su romana, pesando y pagándonos los trapos, papeles, cartones, botellas de champán, e incluso pieles de conejo u alguna otra cosa que luego ellos reciclaban ordenadamente, viviendo de un modesto negocio cuando lo llevaban al punto de recogida selectiva municipal.

Los políticos nos han cambiado los tiempos, y en la actualidad esos señores del saco o están en el paro o van por los contenedores municipales, abriéndolos u optando por recoger basura aún «fresca» para subsistir, o cuanta chatarra les dejamos al lado, antes de que el camión automático y con un sólo operario subcontratado, se lo lleve definitivamente al vertedero, también con el mínimo de personal municipal.

Años atrás, la ciudadanía íbamos con el cubo, y el basurero lo vaciaba en el camión, y la evolución ha evitado malos olores con bolsas de plástico (a nuestro cargo), pero ahora no podemos recuperar una parte del coste de los artículos envasados que habitualmente adquirimos y pagamos de nuestro dinero personal, porque el sistema arbritario municipal se lo queda y además quiere forzarnos a hacerles «su servicio» en seleccionar dicha mercancía en cubos que no nos caben en nuestro hogar, o repartirla en sus contenedores de la calle.

El servicio de recogida de basuras nos cuesta un dinero que pagamos religiosamente al consistorio, y éste nos amenaza con multarnos si no hacemos «voluntariamente» el reciclaje que debieran destinar al personal que hoy engrosa las listas del paro.

Quiero dejar bien claro, que en este tema pervive una «tomadura de pelo oficial», que defiende, aunque digan que la UE lo exige, una prepotencia y arbitrariedad antisocial muy lejos de dar servicio a cambio de la suficiente cobertura de nuestros impuestos.

Lluís Vinuesa Serrate. Málaga