'Ángel del motociclismo y Nieto de la gloria', por Javier Prieto Pérez

Se nos ha marchado el motociclista español más grande de todos los tiempos y uno de los mejores deportistas que han nacido en nuestro país. Por encima de sus 12+1 Títulos del Mundial de Motociclismo y 90 victorias, está su legado. Fue un pionero forjado a sí mismo. Y como tal, se encargó de sacar de las tinieblas a las carreras de motos en la España del blanco y negro. Gracias a él se popularizaron en todos los rincones. Él mismo se ocupó durante sus primeros pasos profesionales de peregrinar por los medios de comunicación para que las dieran la relevancia y notoriedad que merecían. Y poco a poco, a golpe de éxito, remontadas mágicas y otras gestas, lo fue consiguiendo. Capaz de llenar durante varias décadas su querido Circuito del Jarama, allí escribió algunas de las hazañas más legendarias que se recuerdan. En 1973 llegó al asfalto madrileño con opciones de coronarse en las categorías de 50 cc y 125 cc. Durante la primera prueba se fue al suelo, esfumándose sus posibilidades de coronarse. El público desilusionado comenzó a abandonar el recinto. Nieto que se dio cuenta de ello, malherido y como pudo, tomó el micrófono para decirles a los asistentes que se quedaran que iba a disputar la otra carrera, la de 125 cc. Le hicieron caso y vivieron una de las victorias más épicas que jamás han existido. Así era el bravo zamorano, capaz de darlo todo por su amor a las motos y respeto al público. Los que le conocieron bien dicen que fue un tipo normal, humilde, sencillo, simpático y entregado a los demás. Muchos recuerdan la de veces que recudieron a Nieto para que les echara un cable. Yo solo puedo decir que no le negaba a nadie un autógrafo, una foto, una entrevista o un rato de conversación. Tras retirarse supo seguir disfrutando de las dos ruedas de otro modo y de su propia vida que saboreó con intensidad hasta cruzar la línea de meta. Era un joven de 70 años lleno de energía y proyectos. Junto a Manolo Santana, Seve Ballesteros, Fernández-Ochoa y Bahamontes formó parte de una generación que trazaron el camino del éxito del deporte español. Por todo ello, gracias, Maestro. D.E.P.