Hay práctica unanimidad entre los opinantes, incluidos los cercanos al soberanismo, en que a la sesión de anteayer en el Parlament le faltó solemnidad, empaque, grandeza. Es como si se echara en falta un toque de gran estilo para una ruptura con la legalidad de tal calado. A algunos sólo les ha faltado denunciar la ausencia de seny, como si quedara algo de él y a partir de esas células pudiera clonarse. Curiosas volutas del gusto burgués. Las rupturas son así, a tarascadas, y no marcan el tono los más elegantes, sino los más atrevidos. Si hubiera imágenes reales de algunos momentos de la historia luego sublimados en grandes lienzos, los devotos de esos episodios también se sentirían abochornados. La transmisión en vivo y en directo (aunque casual) del golpe del 23-F de 1981 lo hizo fracasar. Sin esas imágenes, de haber triunfado hasta Tejero hubiera tenido una iconografía gloriosa.