El 24 de abril se conmemora en North Pole, un pequeño pueblo de Alaska de algo más de 2.000 habitantes, el «Brad Oleson Day». El hijo de Emil, un empleado minero, y Renee, una asistente dental, nacido en el pueblo, y que jugaba en la Universidad de Alaska Fairbanks, llevaba a su equipo al triunfo en un torneo y además se proclamaba MVP. Ese día el alcalde decidió que se recordaría para siempre esa gesta y proclamó la festividad. Desde ese día el nuevo jugador del UCAM de Murcia es la persona más popular de su pueblo en dura rivalidad con Santa Claus. Una estatua de Papa Nöel preside la plaza central del pueblo y el mayor atractivo turístico de la localidad es la casa de Santa Claus.

Con unas temperaturas en invierno por debajo de los 30 grados bajo cero, el baloncesto era el deporte favorito del pequeño Brad a pesar de que su padre jugaba al beisbol. El calor de los pabellones parecía un mejor sitio para pasar el tiempo que las frías calles de North Pole. Pasaba horas en el gimnasio entrenando, que sólo interrumpía para ver todos los partidos de los Chicago Bulls de Michael Jordan. Se convirtió en la estrella de su Universidad y tras graduarse fichó por los Dodge City Legends de la USBL. En Kansas descubrió que «era el único blanco entre negros. Me veían pequeño y todos querían jugar unos uno contra uno conmigo. Fue terrible. Les escuchaba decir a todos ¡A por el blanquito!». Curiosamente años después en Fuenlabrada sus compañeros le apodaban ´Milky´ por el color blanco-leche de su piel.

Decidido a dar un giro a su carrera, entre otras cosas porque «en Estados Unidos era imposible ganar dinero fuera de la NBA» y de las pocas ofertas que recibió estaba la de un equipo gallego de LEB 2 que jugaba en Santiago de Compostela y se llamaba Rosalía de Castro. No conocía nada de España pero un contrato garantizado por un año, por una cifra mucho mayor de la que disfrutaba en Kansas, le decidió a cruzar el charco.

Su irrupción fue brutal y en su primer año guió al equipo al ascenso y en el segundo lo dejó a las puertas de la ACB con un porcentaje de tiro de 3 superior al 50 por ciento. Después de su paso por Fuenlabrada, Baskonia y Barcelona en Murcia parece haberse reencontrado de nuevo con su mejor juego y eso que ha tenido que renunciar a su número talismán, el 24 que luce en homenaje a su padre. Eligió el 12, la mitad, aunque su rendimiento en pretemporada dobla el ofrecido los últimos años en el Barcelona

Este verano sonó para Unicaja y eso será para él una motivación especial para hacer del próximo domingo un nuevo «Brad Oleson Day». Después de la desilusión de la Supercopa Unicaja debe mostrar una mejor cara, sobre todo los recién llegados McCallum, Shermadini y Augustine que no supieron acompañar a Nedovic y Brooks en el debut ante el Valencia Basket. Suerte€