En un ayuntamiento que parece de broma, ´Ningún día sin su chascarrillo municipal´ parece ser la instrucción que algún consejero ha dado a Paco de la Torre para tenernos entretenidos a los malagueños. Y la sigue a rajatabla. La penúltima ha sido pedir a los malagueños que no cometan infracciones urbanísticas, que si no la Gerencia de Urbanismo se colapsa, y entre una cosa y otra te prescriben varios miles de expedientes de infracción urbanística, apelando, como hacía la Constitución de 1812, al amor que los ciudadanos están obligados a tener por su ciudad, así como a ser justos y benéficos. Igual mañana nos pide que aparquemos lo necesario y sin abusar, porque las máquinas del SARE se han quedado sin tickets, o que saquemos del coche los chalecos fosforescentes y nos dediquemos a organizar el tráfico de bicicletas, patinetes y demás vehículos inmatriculados que convierten a los peatones en recortadores sin garrocha. ¿Qué malagueño se va a negar a echar una mano a su ciudad, por ejemplo, entregando a los administrados y conciudadanos las comunicaciones que Unipost no haya repartido y que no duerman el sueño de una administración decimonónica en un cajón perdido? ¿Quién no va a dar el primer paso para ir por las tardes a echar una mano y mover expedientes, o terminar de redactar el borrador de la adenda al convenio, pasárselo a Braser II para su visto bueno, pedir informes jurídicos y de la Intervención, y finalmente proponer su aprobación en el consejo de la Gerencia de Urbanismo, no vaya a ser que se pase algún plazo? ¿Quién puede creer que, haciendo pública manifestación de su incapacidad para gestionar de forma medianamente razonable los servicios más elementales de una ciudad, está capacitado para afrontar los grandes retos de Málaga? Ojalá creen una Sociedad Municipal del Entretenimiento, porque esto ya es de risa.