El problema con Franco es que en la Transición (felizmente) no se trazó una raya clara entre buenos y malos, con condenas, depuraciones y demás. Yendo muy hacia atrás la culpa fue de los comunistas, que desde 1955 se empeñaron en la política de reconciliación (que todos enterraran las hachas) hasta que la sacaron adelante. Hubiera sido ya mucho lograr revertir el resultado de la Guerra Civil, y la cosa quedó en que todos tuvieran sitio confortable en un nuevo Estado de hechuras democráticas. Los franquistas quedaron dentro, maquillados, pero el franquismo fuera, algo demasiado sutil. En cuanto al pasado, se dejó prescrito, bajo forma de amnistía. Franco se quedó en tierra de nadie: prescrito pero no proscrito, sin herencia política pero con herederos, denigrado pero con título (sus deudos). Aunque ya no queda otra que desenterrarlo, hay que procurar que no se desentierren las hachas.