Se me está haciendo semana la eterna. No por mucho madrugar amaneces más a mano. El viernes que tú ves no es viernes porque tú lo veas, es viernes porque él te ve. Con el vermú en la mano te ve.

Es tiempo de vendimia y también en la cosecha se recogen nuevas palabras. Por ejemplo, veroño, ya saben, una mezcla de verano y otoño. Propongo «primarano» para esos días de primavera pero muy calurosos. El neologista no descansa, siempre busca palabras nuevas, las inventa, las rescata o resucita, las pone en el paredón para que sean nuevamente fusiladas, las exhuma o las invita a pasear por folios y folletos, libelos y periódicos, interneses y cartas. Documentos oficiales o libros. Palabras como «buzar», que es inclinarse hacia abajo. Lo cual quiere decir que se puede uno inclinar también para arriba, sin que sepamos cómo se designa eso. Yo por lo que me voy a inclinar es por celebrar el fin de semana, que viene sanmiguelero. Los rafaeles de toda la vida han celebrado, y celebran, San Rafael en octubre, dado que como decía el poeta Rafael Morales, el 29 de septiembre es como una fosa común de arcángeles donde han echado a los tres. Finales de septiembre: a lo mejor tiene usted suerte y hay fiestas en su pueblo y en ellas conoce al vaso de su vida. O a lo mejor tiene la fortuna de beberse un hombre, pero un hombre en condiciones, un crianza con solera, cuerpo y buen regusto, no un hombre cosechero, avinagrado, joven o a medio hacer.

Si los días de la semana fueran épocas de la vida, el sábado sería la infancia. Felicidad, expectativas, protección, risas, balonazos en el parque, un donut a deshora, dormir doce horas. Mucho por delante. Con todo, nadie está a salvo de un domingo feliz. Septiembre muere. Tiempo de higos. Las brevas son higos que no consiguen madurar en otoño. Todos conocemos a un breva, un Juan Breva, un Antonio, una Luisa Breva, que no han madurado y ahí están zascandileando sea otoño, verano o adviento. Van como veletas, por donde sopla el viento, sin criterio propio, ni rigor ni una prenda que no esté de moda. Eso no significa que no se pueda ser dandy y cabal, maduro y sensato. Por malo que sea un mes siempre tiene fines de semanas. Para desayunar greguerías, vestir con capa, soñar epitalamios, sabanear al atardecer, roncarle al alba, brillantina en los pies, calar melones, criticar cine sesentero, no usar alfombrilla de ducha. Desnudos en la cocina.