¿Quién es el golpista?

»Se cree el ladrón que todos son de su condición». También grita «¡Al ladrón!» a quien va delante suya, para despistar. Rabioso por perder lo mejor del botín acumulado por el PP, Pedro Casado acusa a Sánchez de golpista. En lo que se refiere a la presidencia, es exactamente lo contrario. Porque Sánchez fue elegido conforme a las leyes, mientras que Rajoy fue expulsado después que la Justicia decretó que había ganado las elecciones con ayuda de dinero corrupto.

Ese máximo robo político es demasiado tradicional en el PP, como recuerda el «Tamayazo» de Aguirre y el mismo Casado, al conseguir su puesto actual falsificando su titulación universitaria, con ayuda de otros corruptos, tanto antes como tras destaparse su fraude. Su cuadrilla le aplaude ahora por calumniar a Sánchez, exaltándole «como otro Cánovas», no sabemos si porque aquél restringió el voto y la libertad de cátedra o porque defendía la esclavitud.

En cuanto al golpismo catalán, hay que ser muy ignorante o muy envidioso y mendaz como Casado para no darse cuenta que las aparentes concesiones, frenadas en seco cuando ha hecho, han sido la hábil estrategia de Sánchez -con imperfecciones, como todas- para conseguir en poco tiempo dividirlo hasta hacerlo casi inoperante; mientras que el PP, aun antes de apoderarse de la presidencia, ha sido el funesto mejor aliado objetivo y así cómplice del separatismo.

Martín Sagrera. Málaga