El recentísimo libro de John H. Elliott de este título (Taurus), ya mentado otro día, es recomendable por lo que cuenta y por lo que suscita. Aunque haya grandes diferencias entre el caso escocés y el catalán -en éste no subyace, como en aquel, la cuestión religiosa- el estudio recuerda la proximidad temporal entre el Acta de Unión entre los reinos de Inglaterra y Escocia, de la que surgió por pacto el Reino Unido el 1º de mayo de 1707, y la abolición el 29 de junio de 1707 por el Borbón Felipe V de los fueros de Aragón (que incluía Catalunya) y Valencia, en plena Guerra de Sucesión. Dos «modos» de unidad, cabría decir, a primera vista. Pero cabría añadir que en el segundo caso la aprobación en Catalunya y en toda España de la Constitución de 1978 (con otro Borbón) hizo realidad mucho después el pacto, que ha querido romper de forma unilateral el secesionismo, perdiendo así la razón.