A Pepu lo han fichado. Pedro Sánchez ha tirado de un extracomunitario para su plantilla en Madrid. A Pepu lo ha convencido por su amistad, porque no hay otra. Sánchez ha condenado a su amigo a remontar, a salir de las posiciones de descenso. El PSOE en Madrid está bajo mínimos; quinto de cinco. Hasta Vox, según la última encuesta (sí, con mucho margen de error), le saca media cabeza al PSOE. Están moribundos, como lo estaba el Estudiantes cuando llegó Pepu en 2011. El desenlace de aquel Estudiantes en la temporada fue duro, tanto que no descendió por los despachos.

Si nos ponemos cursis, Pepu es garantía cuando tiene un buen grupo. Eso que dice el castizo refrán: «Con buena picha bien se jode» (esta es la versión light, oiga). Con un mal equipo poco puede hacer. Como futurólogo no tengo precio, lo sé, pero Pepu, chato, todo apunta a que vas a tener el mismo éxito que tuvo Luis García Montero con Izquierda Unida en las últimas. Hombre, es verdad que siendo el PSOE, el escaño lo sacas. Pero ve con el chaleco y el casco, que alguno puede tentarte la espalda. Ir de parte de Pedro en Madrid no significa mucho. El PSOE de Madrid siempre ha tenido esa imagen de independiente, de irreductible.

A Pepu le han puesto al frente de un equipo perdedor, y lo sabe. Pepu es un clavo ardiendo, el que ha utilizado Sánchez para arreglar un partido despedazado. El perfil de José Vicente Hernández suele funcionar en los partidos cuando hay músculo detrás, cuando sólo hace falta una cara bonita o conocida que tire de los votos. Pero los socialistas madrileños están enclenques, sin un gramo de fuerza. Se antoja difícil, en la Comunidad y en el Ayuntamiento, que Gabilondo y Pepu puedan solventar la papeleta.