Cuando la política o el político, o ambos, degeneran, se convierte en noticia que las promesas se cumplan, más bien al contrario debería ser noticiable, aunque es a lo que estamos acostumbrados, que las promesas se incumplan.

Acaba de ser noticia que el nuevo Gobierno andaluz ha paralizado el proyecto de tranvía al Hospital Civil. No sé si tanto por la paralización en sí, que ya es un hecho noticiable, como por la premura a la hora de cumplir una promesa electoral.

En el primer caso la paralización es causa más que justificada para copar titulares de prensa, era una demanda vecinal no sólo de las zonas afectadas, sino de toda una ciudad al completo.

Lo que no deja de ser extraño es que algún medio se haya hecho eco del cumplimiento, quizás extrañado, por poco acostumbrados a que un político dé una palabra y de inmediato la ejecute. No debería ser noticia pero lo es. Quizás estemos ante un nuevo tiempo donde la honorabilidad y el compromiso de quien gobierna sea algo novedoso. Igual en un futuro vuelvan los pactos de caballeros, aquellos con los que con un estrechón de manos se vendía un terreno o un borrico.

Tomada la decisión de no hacer lo que nunca debió plantearse, ese tranvía absurdo, todo el mundo empieza a ver claro que era una barbaridad. Hasta los privados, la concesionaria del Metro de Málaga, ve razonable la alternativa al PTA, eso sí, amenazando con reclamar indemnizaciones.

Ahí vamos, esos privados han perdido su gran valedor, el Gobierno andaluza anterior, ese que no razonaba ni escuchaba a los ciudadanos, ese que, no siendo un terreno, perfectamente podía haber sido objeto de aquellos contratos a los que bastaba sellar con un apretón de manos.

Lo cierto es que la cosa no es tan grave, pudo haber sido antes, pero será ahora, el tranvía no se hace y a partir de ahí no queda otra que entenderse con la concesionaria, interesa a todos, a ellos también. No es tan complicado plantear alternativas cuando hay voluntad, y ahora la hay por el actual Gobierno andaluz. Ampliar el periodo de la concesión o compensar la línea que no se hará con otra al Parque Tecnológico con menor coste de ejecución es lo más razonable. Lo dice el sentido común, ese tan ausente en los años de gobierno socialista en Andalucía y que parece vuelve a las instituciones. Quién sabe, igual dentro de poco aplicar el más común de los sentidos también es noticia.