A Javier Otxoa, el ciclista vasco malagueño, le atropellaron la vida. Entrenaba con su hermano Ricardo un día de sol y Málaga. Fue en 2001. Ricardo murió en el atropello. Javier el año pasado, tras vivir con graves secuelas que sobrellevó con dignidad sobrehumana. Ayer, María, su valerosa madre, a la que conocí hace un par de años gracias a la Fundación 24 Horas Deportivas de Estepona, les tenía a ambos en los ojos cuando recibió la distinción Bandera de Andalucía de la Junta en Málaga que debía haber recogido su hijo. También ayer hacía sol. Pero el sol no llora.

Machado

«Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta -no fue por estos campos el bíblico jardín-: son tierras para el águila, un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín». Con la espalda doblada por el peso del exilio, Machado moría tal día como ayer, también, hace 80 años. Huyó de aquella España en guerra, aquella que se rompió en dos para partirse el corazón y vivir luego con dos mitades en el pecho, con su madre anciana ya desahuciada al llegar a Francia. La vio creer que volvían a Sevilla, la ciudad del patio de su infancia, la del huerto claro donde maduraba el limonero. Al poco murió él, el verso intacto.

Cisne

Irene está muy viva. Vive en Moscú y estudia danza en la escuela más prestigiosa del globo, la del Bolshói Ballet. De joven que es aún tiene sólo 16. También su madre recogió la distinción a su vivísima hija, Irene Estévez. Mírenla en su Instagram, radiante, esbelta, fuerte, valiente y decidida a convertir la calle Larios de su recuerdo malagueño en el lago de los cisnes. Una niña de barrio, humilde, de piernas tan largas que ya ha dado una zancada histórica, de aquí a Moscú. ¡Brava!

Chiringuiteros

También lloró Manuel Villafaina, desde que empezó a recordar cómo en los albores de los 70, cuando Torremolinos todavía era un barrio costero de la ciudad, cuidaban a los turistas en una Málaga que aún estaba lejos de ser potencia turística y, mucho más lejos todavía, de ser ciudad de museos. Los no siempre llamados con respeto chiringuiteros se vieron reconocidos con la bandera de Andalucía como empresarios de playas, esta vez sí. Villafaina y, más aún, Norberto del Castillo, presidente de la federación nacional, tienen planta de galanes maduros del cine clásico americano, aunque la piel curtida por el sol y la mirada ahumada por los espetos. Los mismos espetos que el año pasado se planteó pelearlos para conseguir que se los reconozca Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Trópicos

Tampoco ha sido fácil ser respetados en el empeño de sembrar aguacates y mangos como si éste fuera el lugar en los trópicos que cantaba Ana Belén en aquella canción, Banana Republic, que estaba dentro de un LP (Long Play, como se decía en la época del vinilo) titulado Con las manos llenas (1980). Ahora parece que estos cultivos siempre estuvieron ahí, ocupando la franja costera que va de Málaga a Motril. Pero no. Y otra vez la naturalidad se impuso cuando al productor de frutos tropicales José Linares le salió del alma el discurso, breve, sencillo, directo, como el de casi todos los distinguidos, algo que tanto agradece el espectador. Como el discurso de Paqui (Francisca Aguilar), que se hizo grande en su peculiar modestia, representando a todas las malagueñas que han sido operadas de cáncer de mama como presidenta de Asamma.

Abrazo

Y llegó el turno del profesor Marcos Naz. ¿Cómo que se investiga e inventa en un instituto de bachillerato en Ronda? Debe de haber un ambiente formidable en el IES Martín Rivero. Los chavales deben de picarse por más menciones de honor en citas como el Concurso Nacional de Ciencia en Acción que se celebra en Barcelona. Allí no pasaron desapercibidos proyectos suyos como las papeleras inteligentes para el Eco Basket, el aprovechamiento de los residuos como abono Biochar o su generador de electricidad por recogida de agua de lluvia; por hablar sólo de algunos. ¡Bravo! Al salir del salón de actos de la facultad de Estudios Sociales, Comercio y Trabajo de la UMA me encontré al profesor Naz, ya terminado el acto, pero retuve el impulso de darle un abrazo. Tenía a su casi todavía bebé en brazos. Sirvan estas líneas como abrazo.

Señora

La señora Cristina Marina fue eso, una señora en su intervención. Habló de cómo cuidan en ADIPA (Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera y su comarca) y pidió un centro de atención para esos niños de la zona que un día crecen y parecen adultos, y de esos padres preocupados por no estar ya ese día para atenderles. Finalmente, Andrés Moreno, de la empresa Dekra, la nueva marca tras AT4 Wireless que es CETECOM, no dejó su acento de la tierra a pesar de ser alguien tan viajado como directivo de una empresa de certificación tecnológica que tiene miles de trabajadores y 200 en Málaga. Los premios no tienen sentido si no se habla del valor de los premiados. Parecen normales, pero son banderas de Andalucía… Porque hoy es Sábado.