Desde que en 1977 la Asamblea General de la ONU instó a la celebración del 8 de Marzo como Día Internacional de la Mujer, CCOO ha estado ahí, en el motor del 8M con las reivindicaciones expresadas y materializadas desde la pluralidad del propio movimiento feminista. Es nuestro compromiso permanente la lucha contra las violencias machistas y las desigualdades. Nuestra acción sindical, política y social permanentemente está dirigida a erradicar, corregir y prevenir las brechas de género y las violencias contra las mujeres.

Este 8M paramos, uniéndonos al grito global de más de 150 países por la igualdad, con dignidad y sin miedo. CCOO hace un llamamiento a hombres y mujeres a secundar los paros convocados en nuestros trabajos como uno de los ejes fundamentales de esta lucha que recorre de forma transversal nuestra sociedad y abarca todas las esferas de la vida.

Desde CCOO tenemos la convicción de que La educación es nuestra arma más poderosa y por eso pararemos durante toda la jornada en todas las etapas y ciclos del sistema educativo. Éste se debe convertir en el espacio de crecimiento en equidad e igualdad social. Es urgente situar la igualdad, la coeducación y la eliminación de violencias en el centro del debate educativo, incluyendo la perspectiva de género en el sistema y en los contenidos y temarios.

Convocamos huelga porque queremos leyes que sean valientes con los permisos parentales, necesitamos que la corresponsabilidad en los cuidados sea una realidad, porque hasta entonces no eliminaremos la maternidad como factor discriminatorio en el empleo. La maternidad es el problema más importante, junto a la brecha salarial con el que se enfrenta la efectividad del principio de igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, por eso vamos a la huelga.

Paramos porque la tasa de actividad de las mujeres está 16,56 puntos por debajo de la de los hombres. Para denunciar que la precariedad de las mujeres se perpetúa, y su tasa de desempleo supera en 11 puntos la tasa general. Por la parcialidad en la contratación que está en el 32%. No podemos callar ante la brecha salarial que en Málaga se abre y hace que los hombres cobren un 28,56% más que las mujeres.

El 8 de marzo haremos huelga porque la división sexual del trabajo nos condena a la discriminación laboral, nos lleva a trabajos precarios y peor pagados, o no remunerados; invisibles e incluso vejatorios e ilegales. Porque 3 de cada 4 mujeres en desempleo no tiene ningún tipo de prestación.

Es una lucha social, colectiva y transversal, con propuestas positivas para una vida digna que busca la transformación de la sociedad, y para esto le decimos a los poderes públicos que menos palabras y más hechos. Exigimos que se ratifique el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la eliminación de la violencia y acoso en el mundo del trabajo, que se ratifique el Convenio 189 sobre trabajo doméstico. Demandamos la obligatoriedad de los Planes y medidas de Igualdad en Empresas y Administraciones, una ley de Igualdad Retributiva, protección social igualitaria y el cumplimiento de las obligaciones del Convenio de Estambul contra las Violencias Machistas.

El 8M llamamos a la movilización porque nos queremos vivas, libres y sin miedo, porque queremos ser simplemente iguales y acabar con una situación ilegítima de desigualdad. Queremos ser libres para poder ejercer nuestro derecho a escoger nuestra vida.

Hay que sumarse al 8M para reivindicar que nuestros cuerpos no son mercancía en manos del capital, ni somos objetos para cumplir deseos que quieren convertir en derechos. Diremos basta a la impunidad de quienes nos acosan y abusan de nosotras. Iremos por Leonor, Romina, Lorena, por Rebeca.. por las asesinadas.

Hay motivos para este 8M porque el sistema nos utiliza como mano de obra barata, como cuidadoras supliendo a los servicios públicos y nos trata como producto, nos obligan a la doble jornada, nos somete a violencias físicas, sexuales y simbólicas, y porque nunca podemos parar.

El feminismo es una fórmula necesaria de revolución y justicia. Es una manera de pensar cómo queremos vivir y crecer y representa la apuesta por un mundo que cuente en igualdad con todas las personas sin distinción, y esto no gusta a todos.

Presenciamos un rearme de la supremacía masculina, cacerías ideológicas que atacan y persiguen a quien lucha contra las violencias machistas, que quiere negociar con nuestros derechos; crece cierta valentía en los agresores que se creen impunes al sentirse de algún modo respaldados por los fallos judiciales; detectamos misoginia en dirigentes políticos, cuando van de uno en uno o pactando gobiernos presentes o futuros.

El objetivo principal de la política es resolver los problemas sociales y de la gente. Para desbancar el machismo de la política y de las instituciones tenemos un arma muy poderosa, el voto.

Esto ni empieza ni acaba el 8 de marzo.

* Rosa Rodríguez Martín es Secretaria de Organización y Finanzas de CCOO de Málaga