La Junta de Andalucía pondrá en marcha un CIS. Quieren crear empleos de cocineros. A esta hora hay cientos de Tezanos ofreciéndose para dirigirlo. Yo mismo, oiga. Desde aquí os lo digo con la mayor sinceridad del mundo: sé guisar encuestas, me quedan con unos escaños rebozados de rechupete y siempre pongo más para que el paganini no se quede con hambre y me vuelva a encargar otro banquete. Otra encuesta, quiero decir.

El nuevo Gobierno andaluz quiere sus propios juguetitos. Es su turno. Nos toca, deben pensar. A la par que derriban chiringuitos socialistas edifican algún edificio institucional a su gusto. Los dirigentes del PP están convencidos de que es necesario conocer la opinión de los ciudadanos. Estamos de acuerdo, sin embargo habrá que ver qué tipo de opiniones se pulsan y qué se hace con esos datos. Nos tememos lo peor. Lo más normal es realizar sondeos electorales y luego cocinarlos. Los hace este Gobierno, el central, el vasco, el catalán y suponemos que hasta el de Canadá, incluido Quebec. A esos sondeos los llaman barómetros, en plan hoy sale el barómetro del CIS, el barómetro del CIS dice no sé qué y el barómetro tal y cual. Este se podría llamar Bendómetro. El Gobierno andaluz se apresta a tomar decisiones a golpe de encuestas. No lo decimos nosotros. Es lo que pronto va a decir la oposición. No hay oposición que se precie en el mundo que no critique al Gobierno por hacer encuestas. La oposición andaluza ya tiene un estribillo más. El tezanismo rampante. Hacerse un Tezanos. La tezanidad. Tezanos todos en la lucha final. Ponga un Tezanos en su vida. Claro que CIS.

Hasta ahora habían sido primero el IESA, un centro con sede en Córdoba y luego el Capdea (Granada) los que hacían las encuestas; se trataba de institutos semi privados. La Junta nacionaliza las encuestas. La Junta quiere conocer nuestra opinión y eso nos parece tierno. Los diecisiete estaditos que componen España (y dos ciudades autónomas) quieren todos tener todos los instrumentos. Hay que autoexplorarse, conocerse, indagar, preguntar. Urge saber si somos más del Betis o del Sevilla y si en el bajo Guadalquivir la siesta dura 22 minutos o es más de cuarto de hora, como parece que sucede en Almería, sin olvidar que estamos tardando en preguntar si preferimos tenerla o que nos la tengan.