Atresmedia ha ganado las elecciones. Más que llevarse el gato al agua se va a llevar a los candidatos al plató. A todos, incluido Abascal. Pedro Sanchez ha rechazado un debate cara a cara, uña a uña, con Pablo Casado, que había sido propuesto por Mediaset. Está claro: Sánchez no quiere que Casado aparezca como la alternativa. Prefiere diluirlo. Los socialistas dicen que aceptan la inclusión de Vox por ser un partido al que el CIS le da una intención de voto de más del diez por ciento. Otros opinan que al no tener representación parlamentaria no debería estar en esa tertulia, que va a ser de todo menos amable. No es probable que al término de ella alguno de los participantes diga: esto hay que institucionalizarlo, señores, hay que verse en tal café una vez al mes. No, más bien no. La estrategia de Sánchez en ese debate es la más clara y cómoda: debe callarse. La radicalidad de los demás les hará parecer radicales (valga la redundancia radical) y el silencio de Sánchez puede ser interpretado como moderación prudente, si es que no es una redundancia. Sánchez ha sido y es un radical en muchas cuestiones, pero al lado de otros compis de debate puede llegar a parecer de centro. Será curioso ver cómo interaccionan entre sí las derechas. Abascal no tiene nada que perder y con parecer outsider y colocar dos frases redondas dirigidas a su parroquia habrá cumplido. Una parroquia que, a tenor de la cantidad de gente que no dice lo que va a votar o que proclama indecisión, sumado a lo que le otorgan los sondeos y encuestas, puede ser de tal magnitud que no será precisamente de las que quepa en una ermita. El debate es el 23 de abril

-Oiga, ya estaba usted tardando en decirlo.

Es el Día del Libro, mal día para ver la televisión. Ja. Yo si fuera el moderador les haría recomendar uno a cada candidato. Un libro. Y los conminaría a leer una historia patria del siglo XX. Con ilustraciones.

Puede que se dispare no obstante la cuota de pantalla, si bien Mediaset podría tener fácil la contraprogramación. Podrían meter a la Pantoja, ahora de tanta actualidad por su participación (y abundantes honorarios) en Supervivientes. No es mala empresa vital esa, la de sobrevivir. A lo que nos aguarda. Semana Santa y campaña, con campaña (de las municipales) en lontananza, que es una manera de decir horizonte que suena a longaniza.