Los indecisos alcanzan el cuarenta por ciento. A partir de este dato todo se puede esperar el 28 A. Los resultados que dan las encuestas están cogidos con alfileres. Hay un millón cien mil votantes, de los cuales hay ochocientos mil votos de género, que pueden modificar sensiblemente el resultado final.

Yo tengo mi encuesta, como cada españolito de a pie. La del CIS me sabe a cuerno quemado, con perdón para quienes la han hecho. Los socialistas, partido que se da como ganador de forma rotunda, han dicho claro: los mejores datos son los votos en las urnas. En el PSOE revoletea lo sucedido en Andalucía. La derecha se hizo con el poder al contar con la ultraderecha de Vox y los socialistas de Susana Díaz se quedaron con las mieles de ganar pero sin poder gobernar.

El repaso dado por Pablo Casado a Tezanos y a su encuesta es de premio Nobel. Nunca nadie fue capaz de instrumentar en tan pocos segundos tal aluvión de insultos, de improperios, de navajazos, muchos de ellos muy bajeros, porque hacerle perder casi la mitad de los parlamentarios que tiene es de órdago. De suceder, el PP conocería la mayor derrota de su vida y Pablo Casado tendría que ir buscando cobijo en otro olivo, ¿acaso Vox? Los defenestrados de Casado están vivitos y coleando.

Que el PP se quede sin representación en el País Vasco, saque, con fórceps, un diputado en Cataluña o que en Andalucía consiga sólo de 10 a 12, comunidad que gobierna en estos momentos es para pensárselo. El varapalo en Andalucía es de gran calado y ni siquiera pueden detener la hemorragia de votos. El presidente Moreno se saca chistes electorales pero su buenismo y bondadoso quehacer no parece dar resultados. Casado, cada vez más bocazas y con insultos a Pedro Sánchez de juzgado de guardia, está despendolado, perdidos los nervios, con retortijones en las tripas y nublado el cerebro. Así no se ganan unas elecciones. Cada ataque a Sánchez en los términos que hace es dar votos al PSOE. Dicen que el PP y sobre todo Casado se han desplomado, que no tienen credibilidad, que están asaetados por la corrupción y que acusar a Pedro Sánchez de tener las manos manchadas de sangre no ayuda, precisamente. Como tampoco la gilipollez de montar una agencia de viajes con el nombre de Falcon a las puertas de la sede socialista.

Pese a todo, soy de los que piensan que el PP y Casado levantarán vuelo aunque no sé si será suficiente para que la suma de la derecha (PP y CS) con la ultramontana Vox pueda gobernar en España. Alguien con credibilidad en el PP y serio en sus argumentos (que los hay) debería decirle a Casado que restar no es el camino, que no se pueda cabalgar en el insulto, que la crispación no conduce a nada, como el buscar el titular encoñando el discurso, con mentiras y agriando el espíritu.

Ciudadanos, eterna veleta de seguir la trayectoria de Albert Rivera, sube pero no lo que esperaba. Su fiasco es enorme, sobre todo si se recuerda que apenas hace dos años, lideraba las encuestas y aparecía Rivera como seguro presidente de España. Ha llovido mucho desde entonces y de hacer caso a la encuesta del CIS hasta podría quedarse sin escaño en Almería su secretario general Villegas, al que no le llega el traje al cuerpo. Ciudadanos, pese a subir, se desploma en sus expectativas y se quedará en tierra de nadie, al negarse por activa y pasiva a sumar sus votos al PSOE y sobre todo a Pedro Sánchez al que mandan al averno cual demonio echando espumarajos y fuego por la boca. Ciudadanos paga su declarada derechización (se le van votos a Vox por una tronera) y pocos ponen en duda que el pacto con la ultraderecha de Vox para hacer gobierno en Andalucía le está costando un roto. A tener de la media de las encuestas Ciudadanos queda como un partido irrelevante en Andalucía.

En Podemos, el desconcierto es de aúpa pese a que la encuesta del CIS se hiciera antes de que Pablo Iglesias volviera de su obligada paternidad. Tampoco había saltado el más peligroso ataque a la democracia con la puesta en marcha de la policía patriótica que montara el ínclito ministro Jorge Díaz Fernández, defenestrado por Casado a dios gracias. Pero el batacazo que se desprende la encuesta es morrocotudo y sólo salir de la atonía y de la fuga de votantes al PSOE la acreditada capacidad que tiene este partido y sobre todo Iglesias para hacer una campaña que le haga subir. Podemos, si sube dos puntos, será pieza clave para que las derechas no lleguen a La Moncloa.

De Vox, no digo nada. No me gusta la caza, ni los toros, ni pierdo el sentío por las tradiciones, la Semana Santa o el Carnaval no me gustan las fronteras ni una bandera excluyente. Amo a los «buscahuesos», a quienes sufren porque tienen antepasados fusilados en las cunetas y en las tapias de los cementerios, me duele hasta el estertor cada asesinato de mujer y entiendo la diversidad de sentimientos. O sea, todo lo contrario del banderín de enganche de Vox, subido en caballo alazán. O tordo, vaya usted a saber.