Veinte años desde que salió el primer ejemplar de La Opinión de Málaga, allá por 1999, colaborando a mantener cada día una información cercana a los malagueños. Estos años según se mire, son muchos o son casi nada. En ese año entró en vigor el euro como moneda única de la UE en los mercados financieros y fue el año que en el municipio comenzó el mandato del partido popular, con Celia Villalobos y Francisco de la Torre desde el año siguiente.

Fue declarado Año Internacional de las Personas Mayores por las Naciones Unidas, y como el objeto de esta celebración está relacionada con las pensiones, por ese tiempo se creó también la hucha de las pensiones, que desde el año 2000 recibió aportaciones por excedentes presupuestarios de la seguridad social, hasta que llego la crisis, lo que ocasionó la necesidad de retirar capital de ese fondo de reserva, paulatinamente y año tras año, hasta quedar en la actualidad bajo mínimos, y por consiguiente se han generado muchas dudas razonables sobre el futuro de las pensiones, situación que aun en la actualidad no se ha llegado a consensuar. Pero lo que sí es razonable, es que se vuelva a dar contenido al Pacto de Toledo, que en nuestra historia reciente, supuso el segundo gran acuerdo consensuado entre las opciones políticas españolas, después de la Constitución. Y creo que esos acuerdos debieran de servir de referente para consensuar futuros pactos de estado, que son muy necesarios en España, para el futuro del país.

El mundo del trabajo ha sufrido muchos cambios en este periodo. Se ha consolidado la globalización y Málaga se ha consolidado en este periodo como el motor económico de Andalucía, pero de una parte los efectos disruptivos sobre el empleo por los nuevos modelos productivos, también sobre las habilidades necesarias para adecuarse a la paulatina implantación de la revolución digital, la brecha salarial y la desigualdad, nos ha dejado un escenario laboral totalmente distinto. Todo esto ha supuesto que los trabajadores tengamos que adaptarnos a la nueva realidad, porque no podemos ser inmovilistas. Los sectores económicos más importantes de nuestra provincia, han sido en este periodo el turismo y la construcción. Pero el inicio de la recesión y la instauración de la crisis económica, terminó prácticamente con la burbuja inmobiliaria, provocando la paralización del sector de la construcción, lo que llevaba a la búsqueda de alternativas laborales, que prácticamente no existían, y el incremento del desempleo. En la actualidad los datos macroeconómicos reflejan una situación de progreso, aunque muchas de las economías malagueñas, aun no se han recuperado de la crisis.

En estos 20 años, se han convocado siete huelgas generales por distintos motivos, desde reformas del subsidio de desempleo, a la participación de España en la guerra de Irak, o por reformas en las pensiones, políticas de ajuste económico, feministas o por reformas laborales. Y también a gobiernos de distinto signo. Pero las que han debilitado a los trabajadores, las que han supuesto perdidas de derechos laborales, han logrado producir un desequilibrio social, y que el peso de la recuperación tengan que soportarlo los trabajadores y los más desfavorecidos.

Hemos avanzado sobre todo en la concienciación de que la igualdad entre hombres y mujeres tiene que ser ya una realidad. La celebración en el año 2000 de la Marcha Mundial de las mujeres ha contribuido a revitalizar el movimiento feminista. También la victoria del PSOE en 2004 marcó un punto de inflexión para caminar hacia la igualdad de género, pilar fundamental de esa legislatura, con la promulgación de leyes específicas como la ley contra la violencia contra las mujeres, la ley sobre la igualdad de oportunidades, y los cambios en la ley de divorcio. Hoy día tenemos que centrarnos en cambiar los comportamientos y las actitudes, sin dejar atrás otros cambios legislativos y más recursos. Y la labor de los sindicatos en la negociación colectiva, y la de los propios trabajadores en nuestras empresas y centros de trabajo, tenemos que trabajar para eliminar, la brecha salarial y los techos de cristal, que aun en la actualidad persisten. Por eso la movilización es la única manera de lograr todas las expectativas y la lucha de las mujeres, y nosotros con ellas, debe continuar hasta conseguir que seamos más iguales.

No quiero dejar de nombrar algunos aspectos de la sanidad. Entre ellos, la construcción de cinco centros hospitalarios o de especialidades públicos en la provincia, que no en Málaga ciudad, y un gran desarrollo de la sanidad privada, con potentes inversiones en la capital y provincia en este periodo. Y la transición de tener una sanidad publica potente, de calidad y bien considerada, hasta tener una sanidad publica muy debilitada, por la falta de recursos, por los recortes económicos en la crisis y años siguientes, y el riesgo de privatización que tenemos en la actualidad, tal y como ha ocurrido en este periodo de tiempo, cuando y donde ha gobernado el Partido Popular.

Veinte años desde que salió el primer ejemplar de La Opinión de Málaga, es mucho o quizás muy poco, depende.

*Ramón Sánchez es secretario general de UGT Málaga