Es lo que hay. Rehén, pero Moreno Bonilla se garantiza la legislatura. Presupuesto aprobado y también para el año 20. ¿Qué hay inseminación ideológica? No importa. La derecha, más derecha. Es lo que hay. Abascal dicta desde Madrid y el exmagistrado Serrano, como buen y disciplinado albacea, asiente. También Espinosa de los Monteros, con su fácil verborrea tiende puentes a la derecha de Casado. Es lo que hay. Y ya se sabe, o lo tomas o lo dejas. Pero Vox es mucho más sabia: no morderás a quien te da de comer. Este principio bíblico se hace realidad en la política española. La ultraderecha, simbolizada en Vox, ladró al PP andaluz, pero no pasó de eso. Ya es sabido: perro ladrador, poco mordedor. Vox, que sostiene al Gobierno andaluz, retiró la enmienda a la totalidad a la Ley de Presupuestos andaluces y Moreno Bonilla respiró con mesurada tranquilidad. La gran baza del tándem Moreno-Bendodo es que saben que Vox no morderá ni hará sangre porque no pueden poner, no lo entenderían sus votantes, una alfombra roja a la izquierda. Bendodo, un diez. Le ha tomado las medidas a Vox y sabe cómo marearlo. Bonilla puede estar tranquilo. ¿Qué Vox inocula con ideología fascista al PP? Pues, vale. Hay cosas peores como gobernar con la espada de Abascal (Damocles) sobre la cabeza.

El PP, a nivel andaluz y nacional, no esconde que negocia, acuerda y ofrece sillones (o sea, poder) a la ultraderecha, sin rubor, sin miedos; alegre y contento porque así Pablo Casado salva su cabeza y el Partido Popular, pese a su tremendo descalabro electoral y con más casos de corruptos entre sus exdirigentes, se reviste de poder en Madrid y en no pocos ayuntamientos y en la comunidad murciana, más la comunidad de Castilla-León. Madrid es la joya de la corona para el PP y mantiene el poder. Vox ya aparece como el socio imprescindible del PP para seguir en el poder. ¿Se imaginan ustedes al primer ministro francés Macron pactando con la ultraderechista Le Pen ofreciéndole pactos y poder? Aquí lo hace el líder del PP, Pablo Casado, y nada pasa, sino todo lo contrario. Días de vino y rosas para la derecha española que, sin miedos y cobardías, se entrega con armas y bagajes a la ultraderecha; es la que manda, es la que decide.

Peor lo tienen Ciudadanos y Rivera. Este partido ha cedido a Vox un puesto en la mesa del Parlamento madrileño. Y tragará más. Lo peor, para Ciudadanos, es que solo recogerá migajas. La presidencia del Parlamento madrileño y del murciano; y algún ayuntamiento de escasa importancia. Calderilla para lo que esperaba conseguir Rivera. Pese a lo que afirma Inés Arrimadas y en acertada definición de Teodoro León, se institucionaliza el menage a trois. Y la misma pregunta a Rivera: ¿Se imagina a Macron, al que quiere emular, dando de comer a la ultraderecha lepenista? Valls se lo ha dicho claro y alto: con Vox, ni a misa. Pero Rivera, a lo suyo. Lo hace en toda España y todavía tuvo la poca vergüenza de proclamar que ellos no se sentarían con Vox para compartir mesa y mantel. Rivera, Arrimadas creen que los ciudadanos nos chupamos el dedo. Ya se sentaron y ya hay foto. Es su problema y analistas hay que dicen lo pagarán en las urnas. Yo no lo creo. Somos olvidadizos por naturaleza. Rivera, sordo y mudo en el mismo día que se abre el juicio oral contra el PP por haber destrozado a martillazos los discos duros de Bárcenas. Regeneración en marcha. Rivera, niño caprichoso, tal cual se deduce del artículo de uno de los fundadores de Ciudadanos, Francesc Carreras. Querido Albert, así no.

La izquierda, sigue a lo suyo. No hay confianza para un gobierno progresista. Pedro Sánchez frota cada noche la lámpara de Aladino y tiene razonables dudas de que Unidas Podemos, en el supuesto de entrar en el «gobierno de cooperación», se pueda salir del tiesto, con acercamientos no deseados a los independentistas. Pero hay un problema no menor: si Unidas Podemos consigue ministerios, el PSOE puede perder apoyos parlamentarios. Lo que está claro es que ambos partidos se necesitan y habrán de buscar una tercera vía. Yo no me atrevo a hacer quiniela, pero sí tengo claro es que el PSOE sin Unidas Podemos, nuevas elecciones a la vista, toda vez que el PP no sólo no apoyará la investidura, sino que la «dificultará» y para Rivera y sus acólitos Pedro Sánchez es el demonio en persona al que llevar a la hoguera. Veremos.

Donde no se aprende, ni quieren saber de la realidad es entre los empecinados independentistas catalanes. Termina el procés y la alcaldía de Barcelona caerá en las manos de Ada Colau. Tan nerviosos están los independentistas, con Torra y Puigdemont a la cabeza, que se escenifica de manera burda e insultante por la impresentable Meritxell Budó, la portavoz del Gobierno de Torra, negando que se le pregunte en castellano, valiéndose de un argumento falso. La Budó es la provocadora oficial de la cada vez más república bananera.