Lisboa, 24 de mayo de 2014, minuto «Noventa y Ramos», fue el origen de la gestación del embrión de una de las mayores dinastías de la historia del fútbol. Ya en el tiempo de descuento y cuando la derrota prácticamente estaba asegurada, un testarazo milagroso del gran capitán blanco llevaba el partido a la prorroga donde el peso de la historia se decantaba claramente a favor del Real Madrid por 4-1, en detrimento de un Atlético de Madrid que se veía campeón al final de los noventa minutos, pero que acabó conformándose con el subcampeonato.

Luego y con un año de transición de por medio llegaría Milán, donde uno de los estadios más míticos de Italia como es el Giuseppe Meazza sería testigo de la reedición de la final española el 28 de mayo de 2016, cuando y tras una encarnizada lucha sin cuartel los blancos volverían a doblegar a los colchoneros, en esta ocasión y con una nueva prórroga de por medio, a través de una fatídica tanda de penaltis después del empate a uno final. Zidane, al cual algunos habían tildado de «Parche» al llegar a mitad de temporada en sustitución de Rafa Benítez, había logrado lo inimaginable.

El mítico Milennium de Cardiff, acostumbrado a acoger grandes batallas rugbilísticas, se rindió a la lección magistral en forma de danza clásica que llevó a cabo el Madrid para que en una de las mejores finales que se recuerdan de los últimos años, vencer por 4-1 a la Vecchia Signora, el 3 de junio de 2017. Nuevamente Zidane, convertido en un verdadero Tchaikovsky como director de orquesta al frente de «El Ballet Púrpura», lo había vuelto a hacer. (365 días).

El más difícil todavía y habiendo dejado en la cuneta a los más grandes equipos europeos como PSG, Juventus y Bayer de Múnich, llegaría en Kiev el 26 de mayo de 2018, cuando el Madrid se plantaba de forma heroica en la final ante el emergente Liverpool de Jürgen Klopp.

Curiosamente en ninguna de las eliminatorias precedentes los blancos fueron favoritos después de haber llevado un año muy irregular en el campeonato doméstico, pero es que nada más oír los primeros acordes del himno ya casi inmortal de la Champions League, hicieron despertar a la bestia que suele aparecer en las grandes ocasiones, para que tras realizar un soberbio partido, imponerse a los de Merseyside por 3-1 (736 días).

Cuatro Copas de Europa en cinco años, una gesta solo al alcance precisamente de «él mismo» del Real Madrid, y que casi le equipara a su «bisabuelo» de mediados de los años cincuenta del siglo pasado, cuando Santiago Bernabéu y prácticamente desde las mismísimas cenizas, no solo resurgió a un club devastado por la guerra, sino que lo encumbró a lo más alto hasta ser considerado el mejor del siglo XX con aquellos 5 entorchados continentales de forma consecutiva.

En esta ocasión, el artífice principal de semejante gesta en la que han vuelto a reverdecer viejos laureles llegando inclusive a ser considerado el mejor club dentro de lo que llevamos de siglo XXI, no es otro que Florentino Pérez, quien bajo su mandato ha logrado construir una de las Dinastías más importantes de la historia del deporte y si únicamente nos referimos al deporte rey, sin lugar a dudas la mejor.

El pasado sábado día 1 de junio de 2019 habiendo transcurrido más de mil días de forma ininterrumpida, el reinando del madridismo por el viejo continente tocó a su fin. Pero lejos de imperar el abatimiento en el seno blanco y con tremendo orgullo, lucen dentro de las inmensas murallas que rodean al escenario más mítico del mundo del futbol, sus 13 Copas de Europa de forma majestuosa; 6 en blanco y negro, 3 en color y 4 en «HD». (1.099 días).