Este jueves pasado Twitter nos anunció que Diego Carrasco, el entrenador del Rincón Fertilidad de balonmano, se nos iba. La noticia te deja helado, da igual que no fueras amigo o que el único contacto que tuvieras con él fuera coincidir en los inicios de su equipo, momento en el compartimos club. Solo 49 años tenía. Y lo peor, de forma tan repentina.

Una noticia como ésta lo primero que provoca es que se te encoja el corazón. Da igual qué le pasó, el por qué, es incomprensible, no tiene sentido. Un hombre tan joven y que parecía estar sano. Pero rápidamente te viene esa idea que he aprendido en estos últimos años y que noticias como esta refuerzan. La vida que nos ha tocado vivir es así de traicionera. Por ello tenemos que disfrutar cada minuto que nos toque vivir.

Nuestro objetivo no puede ser otro que buscar la felicidad, preocuparte lo menos posible por problemas que no son problemas. Es fundamental elegir tus compañeros de viaje y rodearte de gente que te quiera y a la que tú quieras, alejándote de todos aquellos que sean negativos para ti.

No sé si Diego era consciente de esto. Seguro que ha disfrutado a tope de lo que ha hecho su equipo en estos últimos años, algo grandioso. De lo que posiblemente no era consciente es que él ya no se irá jamás, el legado de lo que ha hecho en el deporte malagueño y nacional perdurará para siempre.

Él se ha convertido en un referente en el balonmano nacional. Bueno, creo que incluso más allá. Su trayectoria ha sido, y seguirá siendo, un ejemplo en el deporte porque lo que ha construido este entrenador no entiende de disciplinas y debe ser extrapolable a cualquier deporte. Encima lo ha hecho en el deporte femenino, donde las dificultades son mucho mayores.

Con humildad, desde abajo, pero con ilusión ambición y preparación Diego consiguió que su equipo acendiera a la Primera División, fuera creciendo cada año consolidando el proyecto y creciendo hasta el punto que ya competía en Europa.

Él nos ha enseñado a todos los entrenadores una forma de cómo hacer las cosas. Diego estará presente para siempre. Es y será alguien a quien admirar, mucho más para los entrenadores que se dedican al deporte femenino. Los que llegamos ahora al deporte femenino, y los que llegarán en el futuro, debemos tener como referencia su trabajo, su manera de hacer las cosas y saber que todo se puede conseguir con compromiso, respetando a los mejores pero sin tenerles miedo.

Y mientras construimos con humildad, pasión, dedicación y ambición no olvidemos que hay que disfrutar de lo que haces. Disfrutar con tus compañeros de trabajo, con tus jugadores o jugadoras, con todos aquellos que estén dispuesto a sumar. Pero también disfrutar con tus amigos, con tu familia. Exprimir la vida con todas tus ganas en busca de la felicidad. Y cuando te vengan mal dadas, afrontarlo sin enquistarte, estar triste lo estrictamente necesario y vivir cada instante con la misma pasión con la que haces cada entreno o diriges cada partido, con la misma ilusión con la que inicias cada nuevo proyecto.

Todavía hoy el balonmano y el deporte malagueño lloran la pérdida de Diego Carrasco. Muy pronto comienza una nueva temporada en la que debemos arropar al Rincón Felicidad y seguir sumando en aquello en lo que tanto ha aportado Diego, el deporte femenino. Debemos hacerlo desde el respeto, el compromiso y, por supuesto, buscando la felicidad.

Descanse en paz nuestro entrenador Diego Carrasco.