Los periódicos muchas veces se entienden a medias por el empeño en hurtar información o en adoctrinar a los lectores. Ya sé que la tendenciosidad no aes noticia, resulta más vieja que el hambre pero en estos tiempos de aflicción por el papel de los medios en una sociedad menos interesada en los hechos que en la manipulación, no deja de ser inquietante la manera de conducirse del periodismo.

Está el caso de la Asamblea de Madrid. Si hay que fiarse del tratamiento dado por el periódico más orgánico entre los de difusión nacional, tenemos que Isabel Díaz Ayuso presidirá la comunidad madrileña tras asumir Ciudadanos las exigencias de Vox. Los diarios menos oficialistas, en cambio, destacan con mayor o menor firmeza, dependiendo del caso, cómo el partido de Abascal retiró antes esas exigencias. Entre ellas la derogación de los artículos que consideran discriminatorios de las leyes LGTBi. Los lectores del primero, si quieren profundizar, no tienen otro remedio que entender que Cs se ha tragado el órdago ultraderechista, cuando supuestamente ha sido Vox quien ha cedido en sus pretensiones. El resto de los diarios se encargaron, a su vez, de airear que fue Aguado, el portavoz de Rivera en Madrid, quien salió victorioso del pulso que ha impedido hasta ahora la formación de un gobierno.

Los escasos españoles lectores plurales quedarán estupefactos. Igual que al ver en los periódicos más críticos con Sánchez el peso enorme de la intervención desafiante de la portavoz de Bildu en Navarra y la ausencia absoluta de él en el diario con mayor querencia orgánica. En fin, una cosa es ser fiable y otra serlo para todas las tendencias al mismo tiempo, en un mundo que se mueve alrededor de las opiniones sectarias.

Entretanto, nunca dejaremos de asombrarnos.