Cambio climático y avance imparable del mar

La que se avecina para este planeta en el que vivimos, de hacer caso a los sesudos expertos que lo estudian de manera exhaustiva, no puede por menos que llevarnos al pesimismo. Un informe fechado solo poco más de una semana atrás, y que procede de un grupo nada sospechoso de que nos pueda estar dando gato por liebre, como es el Grupo de Expertos sobre el Cambio Climático, ratifica lo que ya era presumible para quienes venían observando los serios quebrantos que sufría nuestro mundo, sin que fuesen expertos ni contumaces estudiosos del medio geográfico que nos rodea, como ahora es el caso.

Resulta un hecho suficientemente constatado que la masa de agua que se muestra identificable contrastando con la masa de tierra que lo circunda se muestra más cálido y menos improductivo en cuanto a la fauna piscícola que le fue siempre abundante de proverbial. Gana terreno, además, a la tierra merced al deshielo de los glaciares con el consiguiente quebranto en las costas y el ascenso de sus cotas se viene mostrando como imparables. Aunque no lo parezca a simple vista, sesudos estudios científicos señalan que desde el pasado siglo hasta la fecha, el nivel del mar escaló alrededor de una veintena de metros, y aventuran que este ascenso puede acercarse peligrosamente a un metro después de arribarse a la centuria que hoy por hoy estamos columbrando en sus comienzos. Así que, como dijo alguien oteando un peligro inminente, «agárrense que vienen curvas», sobre todo en España, en donde se da la circunstancia de que geográficamente estamos rodeados por el líquido elemento (a excepción del centro y el oeste peninsular), por lo que es de temer que haya provincias que, Dios no lo quiera, se verán en la tesitura de sortear un peligro inminente por el avance imparable de las aguas. Quienes avisan no son traidores, dice el sabio proverbio.

Se cuentan por millones las personas, sobre todos jóvenes, que en los últimos diez días han salido a las calles de su ciudad respectiva en todas las ciudades del ancho mundo para protestar por el deterioro del clima a causa del efecto invernadero: una protesta pacífica pero que se espera sea efectiva para cambiar los derroteros por los que transcurre nuestro mundo, por tantos zaherido.

En las manifestaciones que el día 27 de septiembre recorrieron media España se clamó sin ambages por hacer efectiva sin tardanza una lucha decidida contra el cambio climático. Se pidió a voz en que quienes nos gobiernan abracen sin tapujos la lucha contra esta eventualidad más que probable, y pongan sobre el tablero las medidas que vengan a reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero que zahieren al mundo hasta ahora sin remisión. Mucho nos jugamos todos en el empeño. Deshielo y aumento desaforado del nivel del mar nos amenazan sin cuentos.

José BecerraMálaga