Solo tú sabes por lo que has pasado estas últimas semanas. Maldita la tarde en que te vi tumbado en el suelo retorciéndote de dolor. Y justo antes de empezar la competición. Y justo después de jugar tan bien aquel partido en el Colegio San José. No sé si tenías especial ilusión por jugar este año. Sí te aseguro que tenías motivos para tener ilusión. Pero, a veces, el baloncesto, el deporte o la vida es tan injusta como fue aquella tarde con nosotros. Esa tarde empezó para nosotros, pero para ti especialmente, una temporada totalmente diferente.

Después de hacerte daño vienen esos días de incertidumbre donde lo que te preocupa no es si te duele o no la rodilla, sino saber qué tienes en realidad. Seguro que habrás pasado miedo incluso. Y que ese miedo se convierte en alegría cuando oyes a los doctores decirte que va a ser un esguince fuerte. Quieres confiar en ellos pero la realidad es que no se sabrá hasta que no se vea la resonancia. Y la resonancia dice que ese ligamento está roto. Te tienes que operar. El palo es brutal. No solo para ti, también para tus padres, para tu entrenador, para tus compañeros... No te va a dar tiempo a jugar este año, pero eso da igual. Vas a tener más partidos para jugar. Ahora te tienes que prepararte para esa otra temporada que te va a tocar vivir.

Pero todavía no está todo. Hasta que no llegue el momento de la operación no sabremos si ese ligamento está parcial o totalmente roto. La diferencia es grande porque no es igual seis meses que un año parado. Pero eso no nos importa. Tú única preocupación debe ser recuperarte.

Te prometo que de camino a tu habitación del hospital iba nervioso. Me fui de allí mucho más tranquilo después de verte con tus gafas de empollón, todavía tocado por la anestesia pero con ánimos. Te vi fuerte. Hasta hablaste un rato, que tú no eres muy hablador, al menos conmigo.

Ahora vendrán días de dolor, de incomodidad y de darle muchas vueltas al coco. Y eso del coco es más importante que la rodilla. Tienes que tener tu mente ocupada, ir al colegio lo antes posible (si vas el lunes mucho mejor), estudiar, leer, que me has dicho que te gusta... cualquier cosa que haga que tu cabeza no piense en tu rodilla. Tienes que hacer caso a los médicos, lo que ellos digan lo hacemos al pie de la letra. Tenemos que confiar en ellos. Pronto, cuando casi no nos hayamos dado cuenta, ya estarás trabajando con un fisio y empezarás a entrenar. Y sufrirás porque será duro aguantar el dolor y ver cómo tu pierna más que una pierna parecerá un palo. Por desgracia entrenarás de otra manera. No podrás estar en la cancha, te tocará hacer bicicleta o natación, otro tipo de entreno sin balones ni canasta. Pero es que el objetivo de tu temporada ha cambiado. Ya no es ganarle a otro equipo con tus compañeros. Ahora tu objetivo es recuperarte para volver más fuerte y con la misma ilusión. Vas a conseguir que tu pierna vuelva a ser la de antes, o mejor aún. Para eso es fundamental que tu corazón sea fuerte. Esto no lo dudo. Pero también tendrá que estar fuerte tu cabeza para no desfallecer, para aguantar cuando duela, para esforzarte más de lo que el fisio te diga. Y el trabajo extra. Algún jugador mío que ha pasado por lo que vas a pasar tú decidió hacer crossfit. Esto le ayudó para volver mejor físicamente. Y más friki también, porque cambió todos sus hábitos de alimentación para mejorar. Ese es nuestro objetivo, volver mejor.

No voy a olvidar lo que me escribiste, que volverás hecho un guerrero. Tampoco esto que me dijiste que me hizo gracia, que tú pronto irás a hacer tiro los miércoles con Pablo. El camino acaba de comenzar, va a ser duro, seguro. Y largo. Queda mucho para que lleguen esos miércoles con Pablo, más de lo que te piensas. Pero sí te voy a confesar una cosa, será un placer entrenarte de nuevo cuando vuelvas, no sé si hecho un guerrero o no, pero sí más fuerte.

Ahora, debes saber que ese camino que vas a afrontar tan largo y duro, no lo vas a cruzar solo. Te aseguro que tus padres van a estar ahí, como el viernes los vi delante de tu cama en el hospital. Y tu fisio, que lo va a recorrer sin separarse de ti. Y ten por seguro que yo también estoy listo para recorrerlo contigo, Iván.

¡¡¡¡¡Vaaaaaamoooos, chaval!!!!!!