En esta competición tan interesante y cosmopolita entre Málaga y Vigo por ver quién tiene más y mejores luces navideñas y verificar a quién le luce más la urbe, el alcalde de la ciudad gallega, Abel Caballero, ha hecho un finta, jugada, drible que ha dejado a su homólogo malagueño, incluso homónimo, Francisco de la Torre, en fuera de juego. A oscuras. O no. O Tal vez está pensando la forma de contratacar. Caballero ha dicho en el Faro de Vigo que va a presentarse de nuevo en las elecciones municipales de 2023 y también en las de 2027 y que «luego ya veremos». O sea, la competición entra ahora por ver quién la tiene más larga. La vida política. Las ambiciones. El futuro.

De la Torre, ánimo alcalde, ya se ha enfrentado a alguna pregunta sobre sus intenciones en 2023. No dice que no. Incluso en un almuerzo con periodistas en el que les explicó el proyecto para una especie de Expo que Málaga acogería en 2027, alguien le inquirió con sorna pero aprecio, con cachondeo pero seriedad, si aspiraba a inaugurarla él. No dijo que no. Aquí, y en Vigo, nos duran más los alcaldes que las lavadoras. No tienen obsolescencia programada. Son alcaldes led. Y además de las luces en su gestión se distinguen por su habilidad en la caza de delfines. Caballero ganó por mayoría aplastante y De la Torre necesitó doparse con Ciudadanos para alcanzar la mayoría absoluta de concejales y el asiento de regidor. Al gallego lo consideran en su partido, el PSOE, un verso suelto. Al andaluz, en el PP, lo tienen por soneto sin amarras.

No falta quien ve en Abel Caballero a un nuevo líder del socialismo gallego. A De la Torre en cambio, en su partido, hubo una operación para mandarlo al Senado. Él los mandó al carajo. El carajo es también una cámara de representación a la que todos hemos mandado alguna vez a alguien. El presidente del carajo es ignoto, pero ha de ser un carajote importante, el carajote mayor. Yo me lo imagino barbudo y diciendo pamplinas todo el día. Incluso comiéndoselas. Las pamplinas, ustedes saben, son plantas de tallo extendido y débil, con hojas pequeñas y ovales. De la Torre sabe mucho de pamplinas. No solo por las muchas que habrá oído en su vida, también porque es ingeniero agrónomo. Caballero es economista. A lo mejor por eso es aficionado a montar el número. Urge un coloquio/encuentro entre ambos. Municipalismo de lux podría titularse.