El Coro de los Niños Cantores de Viena regresa a Marbella. Por tercera vez en la larga y venerable historia del famosísimo coro austríaco. Dios mediante, será el próximo 21 de febrero. En el Palacio de Congresos de Marbella. A las 8 de la tarde. Así nos lo confirmaba la admirable Yolanda Galeras, la presidenta de la Asociación de Amigos de la Música de mi pueblo, Marbella. Como en las dos visitas anteriores, la ciudad le tendrá que agradecer a esta veterana y ejemplar agrupación de amantes de la música en estado de gracia (este año celebra su cincuenta aniversario) el grato honor de la presencia de la universalmente aclamada institución vienesa, gloria de la Europa eterna.

Buena noticia es ésta para Marbella, la Ciudad de la Música con letras mayúsculas. Calificativo que puede ostentar desde el día en el que la asociación inició su andadura, gracias al gran Artur Rubinstein, pianista de los reyes y rey de los pianistas, secundado en todo momento por un grupo de fervorosos melómanos marbellíes. Hace ya medio siglo.

El Coro de los Niños Cantores de la Corte de Viena fue creado por el emperador Maximiliano I el 7 de julio de 1498. Seis años después del descubrimiento de América y la rendición del Reino nazarí de Granada a los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, tan cercanos éstos a la dinastía habsbúrgica. En el documento fundacional de la "Hofkapellle" el emperador ordena a los altos funcionarios de la corte que procedan a la contratación de un maestro de canto, dos bajos y seis niños cantores. El director provenía de una de las provincias imperiales: Eslovenia. Se llamaba Jurij Slatkonja.

Ya en la época de oro de los grandes compositores clásicos, el coro alcanzó una perfección y una fama sin precedentes en el mundo civilizado. En 1920, después del cataclismo de la Gran Guerra de 1914-1918 y el hundimiento de la monarquía austro-húngara, la Hofkapelle dejó de existir. Cuatro años después, gracias a la visión y el entusiasmo de Joseph Schnitt, quien fuera el capellán de la Capilla Imperial, milagrosamente resurgió de las cenizas una nueva y prometedora realidad: el nuevo Coro de los Niños Cantores de Viena". El que pronto, en la eterna juventud de su versión actual, nos deleitará y emocionará a los que vivimos en esta prodigiosa Costa del Sol malagueña.

Las obras de Wolfgang Amadeus Mozart navegan con frecuencia por el repertorio de los Niños Cantores, antes y ahora. En una misiva a un buen amigo, nos dejó escrito esto el maestro: «Una persona poco bendecida por el talento, seguirá siendo modesta en ese campo, viaje o no viaje. Pero alguien en posesión de alguno de los talentos superiores (como yo, aunque no debo caer en el pecado de la inmodestia) se echaría a perder si viviese siempre en el mismo lugar».

Es obvio que los que vivimos en esta hospitalaria costa malagueña nunca tendríamos ese problema. Como en el estuario de un inmenso y muy civilizado Amazonas, aquí confluyen en paz tantas culturas, tantas lenguas, tantas creencias, tantas sabidurías, en todas sus escalas€ Es el mundo el que viene a nosotros con los frutos de la inteligente internacionalidad de estas tierras. Y eso es algo que en sus tiempos, ni un genio como Mozart pudo llegar a conocer.