Se define cortina de humo como una expresión que se usa cuando se quiere tapar un hecho con otro; es decir que se trata de una figura, una metáfora. Así se considera un tipo de distracción para encubrir una acción que considera se disimule la verdad de manera intencionada. Las cortinas de humo están diseñadas para engañar, confundir o distraer a los demás. Estas técnicas son muy empleadas por gobiernos, medios de información y grandes empresas. Y es precisamente de cortinas de humo o medidas de distracción de las que está abusando el nuevo gobierno socialcomunista para tapar su incapacidad de gestión y mantener su café para todos, para todos los suyos. Desde que España está en manos del nuevo ejecutivo radical de izquierdas no ha habido una sólo medida que satisfaga al interés general. Pero oiga, eso sí, como se trata de un gobierno fuertemente ideologizado únicamente prima marcar una hoja de ruta que atienda las necesidades de aquellos con los que le dan la suma para mantenerse en el poder, siempre empuñando la igualdad social interesada de los suyos y los parabienes de quienes sustentan con pinzas el convenido y poliédrico gobierno. Desde que están en el poder, no sólo han cambiado el día para reunirse y comparecer el Consejo de Ministros, sino que han crecido las distancias entre los espacios ideológicos. Enrocados en la peligrosa maniobra de mantener y alimentar extremos, no hay día que no haya alguna declaración que sirva como gasolina al fuego para prender al ala del otro extremo. El señor Sánchez y el Partido Socialista han entrado en una espiral más que complicada a costa de embargar todo lo que tocan y funciona. Han decidido echarse en los brazos de sus enemigos naturales, a esos que precisamente se retroalimentan con las declaraciones que provocan en sus oponentes más reaccionarios un comportamiento dialectico que les sirven para mantener su clientela o votantes. Cual juez de silla en un partido de tenis, el Partido Socialista más allá de intentar ser ecuánime con el partido va más allá y le surte de más bolas a la izquierda radical para facilitar se haga con la jugada. Curiosamente el mismo modus operandi debe emplear entre sus socios de gobierno calibrando cuándo y a quién le surte de más bolas. Ha empezado con un mega-ejecutivo repleto de ministerios con competencias duplicadas maquilladas en el enlace de unas con otras por la materia a tratar y otras de materias innecesarias como para darle exclusividad. Caso de la señora cajera de supermercado, y que me perdonen las trabajadoras de tan respetable labor, al frente de un ministerio con la competencia de igualdad, o el señor Garzón al frente del de consumo. Ambas carteras antes incrustadas en una sola en ministerios con varias competencias. Lo que hace, conocidos por todos, ampliar el gasto, pero a todas luces complacer el capricho de sus socios de gobierno. En este punto es inevitable acordarse de los múltiples memes que escenificaron el momento entre Pablo e Irene «cari soy ministra» «y yo vicepresidente cari». Como esta son múltiples y en tiempo récord las cortinas de humo creadas para cubrir el burdo objetivo de desviar la atención de quienes se creen son tontos, el electorado. Toque lo que toquen está bendecido por la nómina y el cargo que, al parecer, lo justifica todo. Las ayudas del último temporal dejando fuera a comunidades que no son afines a la forma de pensar de ellos como Murcia y Andalucía. Dejar las asociaciones que representan los intereses del campo fuera de las negociaciones para que el sector agrícola y ganadero mejore sus condiciones. Jugar con el Salario Mínimo Interprofesional sin valorar de verdad las consecuencia tanto en los costes económicos como en los sociales generando más paro. Maleando la reforma laboral de 2012 puesta en práctica por Rajoy y el Partido Popular sin ningún atisbo de reconocer que se ha generado empleo y sin atender a los expertos que creen que se debe mantener. Y como esto todo y más. Es lastimoso que, en ese peligros juego que han entrado para estar y teniendo complicado ser, al final para el gobierno neocomunista la gobernabilidad de España le importa lo mismo que a sus socios separatistas, un comino.