Niño, ¿dónde estabas?

-Ouahhh. Buenas noches, Niña. Estaba€

-Durmiendo, como siempre, o dormido, como es habitual.

-Es que estoy muy cansado.

-Te fuiste otra vez de marcha, ¿no?

-Un poquito solo.

-Ya.

-Bueno, fue un poquito y otro poquito más.

-¡Ay, mi niño, que sale todas las noches para que no se diga que el sol descansa! Si es que lo ilumina todo con tu hermosura.

-¿Verdad que sí?

-¡Ya te digo! Anda, dame la mano.

-Niña, gasta cuidado, que es gratis. Como mis padres nos sorprendan€

-¿Y a mí qué tus padres? Ni que amar como yo te amo fuera un delito.

-Es que ellos me dicen que tú no tienes un euro, y que me conviene más Wendy Manuela, que tiene más pasta que un restaurante italiano.

-¡Wendy Manuela! ¿No te das cuenta de que es una niñata de lo más corriente?

-Eso también lo dicen mis papás.

-Ah, ¿sí?

-Sí, que es la niña con más cuentas corrientes del pueblo.

-Bueno, ¿y tú con quién quieres estar?

-¡Contigo, mi niña! Te quiero tanto que cuando te veo es como si metiera mi corazón en un microondas.

-Vaya.

-Eres lo más bonito del pueblo, lo más inteligente del país, lo más querido del universo.

-Ay, si no estuviera esta reja.

-Ay, si no estuvieran mis padres.

-Pues deberías plantarles cara. ¡Con lo bonita que la tienes, seguro que te dicen que sí! A ti no se te puede negar nada.

-No los conoces bien. Es verdad que soy guapo, pero como ellos me tienen ya muy visto, no se emocionan.

-¿Y si nos fugamos?

-¿¡Qué!?

-¡Vayámonos lejos, muy lejos! Tomemos un avión que nos lleve a Japón o a Australia. Donde nadie nos conozca.

-Pero es que me da no sé qué. Seguro que se enfadan.

-Se les pasará.

-¿Y si no se les pasa? ¿Y si me borran del testamento?

-Yo no quiero tu dinero.

-Yo sí.

-Tú vales mucho, seguro que eres capaz de hacerte tu propia fortuna.

-Pero si ya tengo una fortuna, ¿para qué quiero otra?

-Para que nadie te la pueda quitar.

-Eso me gusta. ¿Cómo se hace una fortuna?

-Trabajando.

-¡Qué horror!

-No te preocupes, curraré por los dos. Nos iremos a vivir a un bonito chalet.

-¿Con una piscina de 25 metros?

-Sí.

-¿Y cancha de tenis?

-¡Y con espejos en todas las habitaciones, para que puedas mirarte!

-Guau.

-Vamos, entonces. ¡No perdamos tiempo!

-¿Ahora?

-¡Niñoooo, la cenaaaa!

-¿Para qué esperar más? Fundámonos en un abrazo, y el calor de nuestro amor fundirá los barrotes que nos separan.

-Huy, qué bonito.

-¡Niño! ¿Dónde te has metido?

-Vamos, no lo pienses más.

-Tienes razón, me voy contigo ahora mismo.

-¡Así se habla!

-Nada, nada, nada impedirá que me vaya esta noche contigo, mi amor.

-¡Niño, que tienes natillas de postre!

-¡¡Natillas!!

-¿¡Natillas!?

-¡Natillas! Mi postre preferido.

-Pero€

-Con chocolate líquido por encima, ¡como le gustan a mi niño€!

-Ohhhhh.

-Venga, vámonos de una vez.

-Mañana, ¿vale? Puedo resistirlo todo excepto las natillas con chocolate.

-No me lo puedo creer.

-Mañana, te lo juro.

-Eso es lo que me dijiste ayer.

-¿Vienes de una vez o se las doy al gato?

-¡Voy, mamá, voy! Ven mañana, a la misma hora y en el mismo sitio. ¿Vale, preciosa?

-Si no estuviera tan coladita por ti, no me verías nunca más.

-Claro, claro. Bueno, ¡hasta mañana! ¡Mamá, ya estoy!

-Natillas. Eso se hacía con leche, huevos, canela y€ Oh, que les den a las natillas y al pamplina este, me voy del pueblo esta misma noche.