Las reflexiones que voy a intentar transmitir sobre el plan de reconstrucción de la Unión Europea, se compone de tres partes, una primera que versará sobre el acuerdo, otra segunda sobre la financiación del acuerdo, y la tercera la dedicaré a las luces y sombras de los instrumentos acordados hasta este momento. Cada una de ellas irá en artículos separados.

Respecto del acuerdo adoptado por la Unión Europea, en adelante EU, referido al Plan de reconstrucción, cabe señalar que desde la declaración de la pandemia del covid 19, todas las instituciones de la UE vienen coordinando acciones para luchar contra los efectos de la pandemia del coronavirus desde todas sus vertientes. Cierto es, que el entramado de instituciones, organizaciones y entes que conforman la UE desanima frecuentemente al ciudadano para informarse de su funcionamiento y de sus decisiones. Describamos, de manera sencilla, las tres instituciones más relevantes respecto de acordar, proponer y aprobar modificaciones presupuestarias en el Plan de reconstrucción, el Consejo, la Comisión y el Parlamento.

El Consejo tiene como objetivo definir la orientación y las prioridades políticas de la UE, representa el nivel más elevado de la cooperación política entre los países de la UE y está formado por los presidentes o primeros ministros de los Estados miembros, siendo en estos momentos su presidente, el belga Charles Michel. La Comisión es el órgano ejecutivo de la UE y el responsable de aplicar las decisiones de dicho Parlamento así como las que emita el Consejo, la componen 27 Comisarios, siendo en estos momentos su presidenta, la alemana Ursula von der Leyen. Por último el Parlamento representa directamente a los ciudadanos de la Unión, y junto con la Comisión Europea y el Consejo de la UE ejerce la función legislativa, estando compuesto por 705 eurodiputados, de los que 59 son españoles, que se reparten en 7 grupos políticos que representan la totalidad de las esferas ideológicas, existiendo diputados sin adscripción, siendo en la actualidad su presidente, el italiano David María Sassoli.

En principio debemos conocer, que a finales del 2019 se aprobaba el presupuesto de la UE para 2020, alcanzando un montante 172.500 millones de euros para hacer frente a sus obligaciones de gasto. Posteriormente, el 14 de abril de 2020, se producían dos modificaciones, una de 3.100 millones de euros para luchar contra la pandemia de COVID-19 y 350 millones de euros para ayudar a Grecia en su respuesta al incremento de la presión migratoria. Para poder financiar este gasto, se establecian básicamente unas aportaciones de los Estados miembros y unos recursos propios directos. España aportaría cerca de 12.000 millones de euros, y es en la actualidad un Estado con contribución neta positiva, es decir aportaría más de lo que recibiría, siendo la cuarta fuerza económica de la UE.

El pasado 21 de julio de 2020, el Consejo alcanzaba dos acuerdos de notable importancia para la denominada Reconstrucción, un Plan de recuperación y un Marco Financiero Plurianual para 2021-20, en adelante MFP. El Plan de recuperación se estableció en 750.000 millones de euros y el MFP se establecía en 1,074 billones de euros.

Centrándonos en el Plan de recuperación aprobado en dicha reunión, y al que se ha denominado Next Generation EU, señalar que su cuantía alcanza los 750 mil millones de euros y comprende varios planes diferenciados. El de más importancia económica se ha denominado Mecanismo de recuperación y resiliencia dotado con una partida de gasto de 672.500 millones de euros, 312.500 como subvenciones y 360.000 como prestamos, siendo su finalidad recuperar los daños ocasionados por la pandemia de coronavirus, activar la recuperación europea, proteger el empleo y crear nuevos puestos de trabajo, dentro de una apuesta decidida por la ecología y la digitalización. Este reparto, para los años 2021-2022 se ha establecido con arreglo al criterio del desempleo durante 2015 al 2019, sustituyéndose en 2023, por la pérdida del PIB real registrada durante 2020 y por la pérdida acumulada del PIB real registrada durante el periodo 2020-2021. Existirá una prefinanciación a pagar en 2021 de un 10% de la dotación inicial. Parece pues que no está cerrada la distribución de esta partida entre los Estados.

Existen además otros programas con nuevas dotaciones que funcionarán como subvenciones, el REACT-EU con 47.500 millones de euros, Horizonte Europa con 5.000 millones, InvestEU con 5.600 millones, Desarrollo rural con 7.500 millones, el Fondo de Transición Justa con 10.000 millones y rescEU con 1.900 millones, lo que suma 77.500 millones. Todo estos programas completan la cifra de 750 000 millones de euros, de los que España dispondrá en principio de 140.000 millones, de los que 72.700 serán subvenciones y 67.300 préstamos. La percepción de estos importes está vinculada a cumplir con los requisitos impuestos por la EU para el plan nacional de reformas e inversiones de cada Estado miembro para el periodo 2021-2023.

Para finalizar esta primera parte, señalar que Consejo ha dejado constancia de la necesidad de establecer compromisos claros y firmes por todos los Estados miembros en sus Planes nacionales, destacando un intervención en el Consejo de Sanna Marín, socialdemócrata y primera ministra finesa, en la que sugiere que «las políticas sociales no son necesariamente extractivas, sino el resultado feliz de una gestión responsable y cuidadosa del dinero público, que no sale de los árboles sino del esfuerzo de sus propios ciudadanos».

En el siguiente artículo intentaré explicar la financiación del Plan de Reconstrucción de la UE. Termino con una frase que circula por las redes: «Trabaja por una causa, no por aplausos. Vive la vida para expresar, y no para impresionar. No te esfuerces para hacer notar tu presencia, sino para hacer sentir tu ausencia».