Estoy en FELIX (Feria del Libro de Xixón) con meses de retraso por la pandemia, y tengo por primera vez la sensación de estar en la nueva normalidad, que tanto se predica y poco se practica. Gente que pasea por la zona de stands sin la menor aglomeración (control de acceso), muchos comprando libros para leerlos sin limitarse a tocarlos (manoseo prohibido), pequeñas aulas para presentaciones con oradores de mascarilla, sillas bien separadas y horario medido (control de asistencia y de tiempos), breves charletas en las calles, de pié y guardando distancias. No falta nada para que la feria sea una feria, salvo lo que sobra en algunas: barullos que no dejan pasear ni visitar un stand ni asistir a las presentaciones, con gente picoteando en todas sin estar en ninguna. Este aula temática de la nueva normalidad parecía otro país, caramba, aunque habrá quien eche en falta el bullicio castizo.