El diccionario de Real Academia de la Lengua dice que un «déjà vu» es la sensación de haber pasado con anterioridad por una situación que se está produciendo por primera vez. En el caso de Unicaja este «déjà vu» es especial porque todos somos conscientes que la situación del equipo no es nueva sino que se nueve en un ciclo parecido al día de la marmota.

«Un solo partido no vale para hacer grandes retratos de situación pero si se repiten situaciones, ya es otra cosa. Uno de los grandes problemas del año pasado se repitió en este debut de temporada» escribía en esta columna el 29 de septiembre de 2019 después del primer partido de la temporada ante el Manresa bajo el título: «¡Trata de arrancarlo, Luis!».

«La última temporada y media es un equipo inconsistente. La RAE define este termino como: «Falta de consistencia. Falta de estabilidad y coherencia en una cosa». La característica principal de algo inconsistente es su vulnerabilidad€ La calidad de los jugadores es importante pero si el equipo no es consistente y el simple vuelo de una mosca le puede desequilibrar y sacar del partido nunca logrará sus objetivos, salvo que prohíban volar a las moscas», escribía en esta columna el 22 de noviembre de 2019 bajo el título: «La inconsistencia como forma de vida».

«La expresión «Ser como el Guadiana» se aplica a comportamientos irregulares o cuando algo o alguien aparece y desaparece sin avisar, sin motivo aparente€ El año empieza de nuevo pero la alta competición no espera a nadie€ si el equipo no aparece recordaremos el 2020 con el mismo desánimo que miramos al 2019» escribía en esta columna el 6 de enero de 2020 bajo el título: «Unicaja y la leyenda del Guadiana».

«Los nervios parecen invadir todo y eso no es bueno€ El equipo está muy irregular y hace partidos indignos de su calidad. Es cierto que Luis Casimiro tiene partidos para olvidar, es cierto que la directiva podría haber estado un poco más acertada en el mercado de fichajes... pero los nervios no conducen a nada bueno», escribía en esta columna el 30 de enero de 2020 bajo el título: «Ante todo mucha calma».

Los japoneses entienden que la mejor manera de solucionar el futuro es mirar al pasado y estos artículos, parecidos a los que han escrito muchos compañeros, deben hacernos ver que los males del equipo no son de ahora. Se arrastran sin solución desde hace tiempo.

Me decía un amigo hace unos días que el buen entrenador no es el que gana más partidos sino el que saca al menos el 80% de su mejor rendimiento a todos sus jugadores. ¿Lo está haciendo Luis Casimiro? No, pero el año pasado por estas fechas tampoco, y luego si encontró la tecla a final de temporada. ¿Está jugando muy por debajo de su nivel Deon Thompson? Sí. ¿Tiene toda la culpa de la falta de rebote del equipo? No. Este año además, las instituciones malagueñas no han regalado al equipo la clasificación para la Copa y las prisas son mayores porque el equipo tiene que estar en la fase final de la competición.

Es cierto que es la hora de tomar decisiones. La situación parece insostenible y no parece que la incorporación de Carlos Suárez o la de Jaime Fernández solucionen los problemas endémicos que sufre el equipo. Pero las prisas y los nervios nunca han sido buenos consejeros. Suerte, sobre todo a los que tienen que tomar decisiones... y poneros la mascarilla.