No hay vuelta atrás. A Díaz Ayuso le es rentable su confrontación con el Gobierno de Pedro Sánchez, como también a su protector, Pablo Casado. Ambos dos ya tienen su Estado de Alarma, ganado a pulso y ambos siguen anteponiendo minar la credibilidad de Sánchez y de su ministro de Sanidad Illa antes que buscar salidas lógicas al atasco judicial en que se encuentra Madrid, tal y como hizo el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco evitando con ello un enfrentamiento con el Gobierno central que sólo perjudicaría a los ciudadanos en la lucha por controlar el Covid-19. Para Díaz Ayuso y sus principales asesores, los consejeros Escudero y Enrique López y el todoterreno Miguel Ángel Rodríguez (MAR para los amigos) no hay más medidas que las suyas y las del Gobierno, a la papelera. Ya manifestó la tremenda burrada de que si hay un uno por ciento que se vea afectado por el virus, quedaban el 99% libres. Esta falta de sensibilidad y de sentimiento debería haber sido suficiente para presentar la moción de censura pero ya es sabido que Gabilondo no está por la labor. Hasta tal punto de descrédito ha llegado Díaz Ayuso que su vicepresidente, el pusilánime Ignacio Aguado, de Ciudadanos, intentó hasta última hora rehacer la orden ministerial y adaptarla a las exigencias judiciales, pero Díaz Ayuso se negó. Aguado cada vez más solo y aislado dentro y fuera del Gobierno parece un alma en pena que asoma su perplejidad en las pantallas televisivas, pero sin mando en plaza. Aguado, debe saber y yo creo que es consciente de ello, que Díaz Ayuso, por orden de quien la manda, o sea Pablo Casado, ha tomado decisiones políticas más que basadas en la ciencia y en los especialistas. Pablo Casado se la juega en Madrid y por nada quiere perder esta plaza, símbolo de la derecha más conservadora y referente del PP más acomplejado por Vox, partido que se frota las manos ante la enorme cantidad de insensateces que comete Díaz Ayuso. Madrid, hay que decirlo alto y de forma rotunda, necesita de medidas estables y urgentes para luchar contra la creciente ola que en esta Comunidad alcanza cifras más que preocupantes.

Ante esta situación que tiene a más de ocho millones de madrileños en vilo, sin saber qué hacer, qué medidas y normas seguir; con creciente malestar, malhumor y desesperanza, desorientados y temerosos, el Gobierno Pedro Sánchez, en Consejo de Ministros, tuvo que aprobar se aplicara el Estado de Alarma para la Comunidad de Madrid, tal y como se estipula en la Constitución, de modo que la lucha contra la pandemia vuelve al redil del Gobierno central ante la ineficacia y estado catatónico de Díaz Ayuso enrocada en posiciones que, lamentablemente, no sirvieron para reducir el número de afectados por el virus y desgraciadamente con elevados fallecimientos que han hecho que Madrid, en la prensa internacional (The New York Times, Financial Times, entre otros) la ponga como ejemplo de lo que no se puede hacer.

La verdad es que en estos días de tanta confusión y miedos, donde ha habido dirigentes autonómicos que han sido capaces de dar pasos ajustados para reducir el número de infestados y muertos tuve la suerte de disponer del texto completo de la tercera encíclica, la más social de todas y fuerte crítica al neoliberalismo del Papa Francisco. Fratelli tutti («Hermanos todos2) defiende una mirada, todo lo alejada de los populismos y políticas liberales, capaz de redefinir los valores del socialismo actual. En esta encíclica el Papa Francisco vuelve a temas esenciales de su papado como la defensa de los emigrantes, la severa y dura advertencia contra la difamación y la calumnia, el dar y propagar las fake news. La crisis mundial provocada por el Covid-19 es el motivo para esta encíclica donde, por encima del mercado, pone los valores humanos y la necesidad de unir esfuerzos, evitando la fragmentación para luchar contra la pandemia que, hasta ahora, ha evidenciado la «incapacidad para actuar conjuntamente» y todo ello «a pesar de estar hiperconectados». Voz de alarma que no debe caer en el desierto de la desesperanza.

P.D.- (1) Hay que bendecir el barómetro Bendodo, con el PP andaluz superganador en la encuesta del CENTRA por su declarada excelencia en la gestión. Trabajar por la causa es alcanzar el Reino de los Cielos. Amen.

(2) Juan Marín, presidente de Ciudadanos en Andalucía, pone un circo y le crecen los enanos. En el Ayuntamiento de Sevilla sus ediles decidieron darle al alcalde socialista Espadas la garantía de su apoyo. Su lógico final, dicen sus críticos que son el ciento y la madre, será ir en las filas del PP por Cádiz. Todo está dicho.

(3) Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos, tiene previsto poner orden en su partido en Andalucía que anda como pollo sin cabeza. En el PP de Moreno Bonilla andan con la mosca tras la oreja y en el PSOE con crecientes y positivas esperanzas. Veremos.

(4) Las burbujas de Coca Cola Málaga serán historia, por desgracia. No vale, Paco de la Torre, buscar excusas históricas. Con las culpas, a otra parte. 77 trabajadores, a la calle.