El peronismo es un fantasma que ha merodeado siempre cerca de la izquierda española. Se trata de un populismo transversal, cuyas hebras principales son una confusa aversión al capitalismo y al discurso único de la economía, una fe en la división de poderes entre limitada y muy limitada, cierto nacionalismo fabricado con antiimperialismo USA, una práctica sindical demasiado persuasiva y el recurso a la calle como última razón. El peronismo vino al rescate de la España franquista en momentos críticos, y Franco facilitó al propio Perón un largo exilio en Madrid, donde el dictador español había vibrado (políticamente) junto a Evita. El fondo de armario de la mayoría de los gobiernos de izquierda en Hispanoamérica está repleto de prendas de tejido peronista, mezclado en patchwork con indigenismo y marxismo. Quien se sorprenda de la afinidad de Podemos no había entendido nada.
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