ARTÍCULOS DE BROMA

El tórrido verano azul

En la semana de verano azul que llevamos han vuelto las casetas que guardan el pudor de las damas durante el baño y Feijóo

Borja Sémper presenta el "verano azul" del PP para la campaña del 23 de julio en una playa ficticia en Madrid.

Borja Sémper presenta el "verano azul" del PP para la campaña del 23 de julio en una playa ficticia en Madrid. / Juan Barbosa

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Alberto Núñez Feijóo entraba en el bikini al inicio de la campaña de las municipales y autonómicas. Tras los buenos resultados se vestía el presidenciable traje de neopreno para surfear la gran ola de Kanagawa que estampó Hokusai. El traje de neopreno, esa malla de danza con la que los surfistas bailan olas, recuerda la ropa de mimo. Feijóo esperaba llegar al 23 de julio sin decir palabra, expresándose con gestos, pero no pudo ser. En cuanto Borja Sémper, descalzo en la playa fake de Madrid, anunció el verano azul, la reposición del PP en el gobierno a petición de su audiencia sentada ante el televisor, empezaron las olas de calor, que matan más que los tsunamis.

María Guardiola, la candidata del PP de Extremadura, no es de costa. Llegó a la playa fake del verano azul y se enfadó con el Vox de Jorge Buxadé, al que llaman la derecha extrema de la extrema derecha. Buxadé encarna hoy a un bañista de los años veinte de hace un siglo, con sus rayas horizontales, su media manga, su media pernera y sus flotadores de calabaza. Hace parecer moderno el meyba nuclear de Manuel Fraga en la playa fake de Palomares.

Guardiola se negó a compartir toalla y arena con Buxadé sin ponerse la crema. Entre las redes sociales -que arden todo el año, más al sol del verano azul- y la opinión cenital de Esperanza Aguirre, con lo que casca, llegó a Madrid con la cara ardiendo y la espalda rabiando bajo el leve roce la blusa. La popular extremeña se vio quemada y rectificó. Vox ha ganado a Guardiola dentro del PP. El retrovanguardista Buxadé manda más en el partido de Feijóo que la Guardiola reculona que encuentra imprescindible el diálogo con Vox.

En la semana de verano azul que llevamos han vuelto las casetas que guardan el pudor de las damas durante el baño y Feijóo, que quería ganar por el impulso de una ola que surfeaba con el neopreno del mimo, tiene que andar diciendo de los pactos una cosa y la contraria, con lo que devalúa su opción de ganar sin ellos.

El veraneo siempre tensa a las familias.

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