REDES

Tu cara nos pertenece

Enrique Benítez

Enrique Benítez

Kashmir Hill, periodista tecnológica del New York Times, va a publicar en septiembre un libro que contribuye a entender un poco mejor el mundo en el que nos movemos. Se trata de ‘Your Face Belongs to Us’, es decir, ‘Tu cara nos pertenece’, y se trata de un seguimiento crítico de la evolución de la empresa Clearview AI, especializada en reconocimiento facial, y que ha estado años recopilando rostros y facciones de todos nosotros, sin consentimiento, a través de internet y las redes sociales. Gracias a esta gigantesca base de datos puede identificar a una persona con enorme rapidez sin más complejidad que una imagen captada por una cámara en la calle, lo que convierte a esta empresa en el oscuro objeto del deseo de organizaciones y gobiernos obsesionados con la seguridad o la disidencia política. Clearview AI es una empresa conocida por las autoridades europeas de protección de datos. Una de las regulaciones más esperadas es la que trata de proteger nuestros datos biométricos, personales e intransferibles, como nuestras caras, las huellas dactilares y algunas otras variables corporales (el Biometrics Institute señala hasta 16 posibles tipos de identificación biométrica). Se trata de datos muy sensibles que merecen una protección especial, al igual que su posible tratamiento. Las autoridades de Italia, Francia o Grecia ya han multado a esta empresa con 20 millones de euros cada una por su violación de las normas nacionales y comunitarias. El mercado de captación de este tipo de datos, para luego venderlos al mejor postor o para entrenar mejor a los sistemas de reconocimiento facial, está en auge.

Es una aplicación que puede, por ejemplo, agilizar los accesos en los aeropuertos, pero también facilitar la represión en regímenes no democráticos. El título original del libro iba a ser ‘The Face Race’, algo así como ‘La carrera por la cara’, en alusión a la competencia por hacerse con cuantas más imágenes mejor de rostros de todo el mundo, y sin permiso.

Pero los editores cambiaron el título para elegir otro, basado -eso creo- en un popular meme de internet (All your base are belong to us). Sin embargo, otra mirada podría relacionar el título definitivo con aquella cancioncilla de las Juventudes Hitlerianas en la película Cabaret: un grupo de mozalbetes rubios y de apariencia inofensiva entonaba ‘Tomorrow belongs to me’, haciendo sentir a todos los presentes que, en efecto, el mañana les pertenecía a ellos y sólo a ellos. La edad no perdona.

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