En corto

A la espera del justo dictamen

Pedro de Silva

Pedro de Silva

La prueba última del buen funcionamiento de una democracia es que lo que el pueblo decida, al entregar de uno en uno su dictamen a la urna, resulte impredecible y se espere con inquietud por todos, pues demuestra que hay en la voluntad popular un reducto de libertad al que no llegan las diversas manipulaciones: la política, la mediática, la demoscópica y la que hoy encharca de agua sucia el mundo de las redes. No me cansaré de decir que si España viene ofreciendo al mundo desde 1977 un soberano ejemplo político de equilibrio, estabilidad y cordura, superando episodios muy difíciles sin naufragar ni perder rumbo, se debe más al sobresaliente buen sentido del ‘pueblo en urnas’ que al de su clase política, por más que tampoco sería justo suspenderla. Es una premisa formal que el pueblo nunca se equivoca, pero en España, vista su historia reciente con las luces largas, además es verdad.

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