Opinión | Zona Press

Esto hay que pararlo

Que hable tanto, que haga comentarios que no debe, que se encare con todos sus rivales, no puede justificar insultos racistas

Vinicius Jr. se encara con Oyarzabal en el transcurso del España-Brasil en el Bernabéu.

Vinicius Jr. se encara con Oyarzabal en el transcurso del España-Brasil en el Bernabéu. / AP

Es cierto que Vinicius es un jugador de mecha corta, de esos que entran al trapo en cuanto le dices cualquier cosa. Él no controla, no se calla, habla más de la cuenta. Es de esos jugadores que es fácil de sacarlo del partido, que se encara a la grada cuando no debe hacerlo. Todo eso debe mejorarlo y solo no podrá. Creo que necesitará ayuda de un profesional para controlar ese temperamento porque solo madurando no lo conseguirá, al menos, a corto plazo.

Pero eso, que hable tanto, que haga comentarios que no debe, que se encare con todos sus rivales, no puede justificar que se le llame negro o mono. Tampoco que una afición use un muñeco con su nombre colgado por el cuello como objeto para animar a su equipo. Tampoco para provocar al rival. Recuerdo el primer partido que el jugador brasileño jugó en España. Fue con el Real Madrid B y en ese partido, como tarjeta de bienvenida, un defensa le propinó un bocado en la cabeza. Tal y como lo cuento. El chico ha sido protagonista de todos los memes que existen riéndose de él cuando en su primera temporada con el primer equipo no paraba de fallar goles o pases. La presión con la que ejerce su profesión es brutal. ¿Quién puede disfrutar de esa manera?

Es curioso que cuando juega partidos de Champions contra rivales no españoles su comportamiento es otro. ¿Será que en Europa no buscan sacarlo del partido como método de pararlo? Tampoco le veo encarándose con la afición. Todos los problemas los tiene en España. Y, repito, él tiene que mejorar su actitud, su modo de comportarse no es correcto. Tampoco es correcto lo que vive en cada campo cuando su equipo juega fuera de casa.

Dicen que España no es racista, que esto solo pasa con Vinicius. Pues acaban de cerrar parte de la grada al Getafe por llamar gitano a Quique Flores, entrenador del Sevilla. Recordemos lo importante que ha sido Quique Flores en la historia del Getafe. Incluso algún año, con el equipo con medio pie en segunda, ficharon a Flores y logró salvar al equipo y mantenerlo en Primera. No respetan ni a los suyos.

Esta semana ha sido protagonista el portero del Rayo Majadahonda porque en el campo del Sestao también le llamaron negro y éste se fue para el que le insultó y lo cogió por la bufanda que llevaba en el cuello.

Anoche se jugó la final de la Copa del Rey y mucho me temo que muy probablemente parte de la afición pitó el himno de España, aunque espero equivocarme. Esto, pitar el himno de un país, no creo que sea libertad de expresión sino más bien otra forma de racismo por algo que no te gusta.

Y es difícil poner remedio porque muchas veces es difícil demostrar si alguien te insultó llamándote negro porque es la palabra de uno contra la del otro. Pero también es complicado entender la reacciones tan extremas de ciertos futbolistas si no hubo insulto de por medio. Otras veces es muy fácil identificar a quién insulta porque en un campo hay decenas de cámaras o los cánticos racistas no son de un aficionado, son de un grupo grande de aficionados.

Muchos dicen que una de las maneras de atajar esto es que los que se sientan junto al energúmeno que insulta lo denuncien. Pero también entiendo que alguien no se atreva por temor a represalias.

Cerrar la grada desde la que se producen esos gritos racistas está bien. Se cerró la grada de Valencia desde la que insultaron a Vinicius, se cerrará la grada de Getafe desde la que insultaron a Quique Flores. Sin embargo, se cierra el campo entero de Sestao por los insultos al portero del Rayo Majadahonda. Tampoco entiendo esto, por qué unas veces se cierra la grada y otras veces el campo.

Aunque me da que esto no es suficiente, que hay que ser más duro y que se debe perseguir con mayor fuerza a quien no sabe comportarse en la grada de un campo de fútbol. A quien insultó le da igual que pague el equipo de casa con una multa. O que cierren la grada. O incluso que pierda puntos su equipo. Pero estas medidas sí animarían a los equipos a vigilar mucho más sus gradas y a su afición.

Ese es el camino para encontrar a esos que no se saben comportar y, una vez que se localice a quien sea, no es suficiente con que no vuelva a entrar a un recinto deportivo. La multa debe ser gorda porque si te cuesta a ti el dinero en vez de a tu equipo lo mismo te lo piensas antes de gritarle a un jugador por ser negro. O si puedes entrar en la cárcel. Pero para eso hay que cambiar las leyes y esto sí puede ser urgente para nuestros políticos, aunque ellos están enfrascados en otras historias que a ellos mismos les interesan más.