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Estabilidad o inestabilidad en la política

La presente legislatura está en juego, y una de las razones son las urnas catalanas del próximo 12M. Depende del resultado, sabremos si ganan los independentistas o si puede formar gobierno el líder del PSC, Salvador Illa, y así dar un impulso, al mismo tiempo, al Ejecutivo de Sánchez. Lo más indicado es abrir un nuevo paisaje y dejar a un lado las proclamas insistentes de ERC y Junts. Que el Govern se ocupe de los problemas diarios de la ciudadanía y no del discurso constante de un referéndum y de la estéril obsesión por la independencia, cuya ideología es legítima aunque no tenga visos de prosperar de cara a conseguir ese empeño. Se les da la mano, pero quieren más. Por pedir que no quede. Tienen que defender sus postulados en tiempo electoral ante la parroquia de feligreses. ¿Vivirían mejor con la aplicación del 155 encima de la mesa?

De no haberse convocado estas elecciones anticipadas no tendríamos una legislatura a medio gas y tal vez se podría dar luz verde a unos nuevos presupuestos del Estado con el apoyo de la mayoría parlamentaria, lo que hubiese servido para imprimir menos inestabilidad al Gobierno de coalición de Pedro Sánchez. Adaptarse a las características de cada momento es una de las consignas permanentes. Hacer de la necesidad, virtud.

Es muy probable, según las encuestas, que el PSC alcance el primer lugar del podio, hecho que no conduce automáticamente a dirigir la orquesta. Si los votos y los apoyos en su caso lo permiten, Illa puede estar al frente, echar los balones independentistas fuera y promover una mayor estabilidad en la política nacional. Los socialistas llevan la ley de amnistía bajo el brazo con la intención de obtener la victoria y de que el "procés" tire la toalla a la lona. Es preciso diluir el combate institucional y político entre Cataluña y el resto del Estado. El PSOE espera que sea así al igual que muchos ciudadanos.

Bien lo sabe el presidente Sánchez cuando afirma: "Si ganamos se estará demostrando que la sociedad catalana valora el rumbo que hemos tomado". Eso sí, si Puigdemont, por ejemplo, obtiene amplitud de puntos supondría que el independentismo tiene mucho fuelle y que el guion de Ferraz quede trastocado. Que las demandas del independentismo siguen muy vivas. Y otra cuestión. ¿Si gobiernan los socialistas catalanes se mantendría en el Congreso el apoyo de ERC y Junts al Ejecutivo?

De entrada, el triunfo sería doble si gana ampliamente Salvador Illa en favor del reencuentro, no de la división. El otro objetivo es llegar a 2027 para unas nuevas elecciones generales y poder presentar a la población una sustancial hoja de servicios realizados. El PP sigue en sus trece con las armas de la anticorrupción desplegadas y apuntando al Gobierno, sin pruebas, con tal de influir en su propio beneficio. Es la forma de huida hacia delante de la derecha y de tapar las vergüenzas señalando al vecino quienes están más inundados por el barrizal de la corrupción.

La mayoría absoluta del Partido Popular en el Senado lo utiliza a su antojo y capricho con una comisión de investigación sobre el caso Koldo. Eso es poner al zorro como vigilante de seguridad de unas gallinas. Sin embargo, la comisión en el Congreso sobre la compra de mascarillas y material sanitario por parte del Gobierno y otras administraciones durante la pandemia no ha tenido el apoyo del PP y de Vox. Ninguna sorpresa, por supuesto. ¿Por qué será? Ya ven. Lucha sin cuartel a ver quién vence.

Tiene razón Feijóo, mirándose en el espejo, al decir que la clase política española "es la peor en 45 años". Ahí está Isabel Díaz Ayuso también para demostrar que dicha afirmación tiene nombres y apellidos. Una de las expertas en mentiras, en beneficiar a los allegados y en beneficiarse. O sea, sus ambiciones y las de su director de escena se diluyen.

Cada uno es libre de pensar y votar a quien quiera, pero, dadas las circunstancias que residen en las comunidades donde gobierna el PP con Vox y conociendo bien el oscuro talante de ambos grupos, no es difícil saber cómo hubiese sido la situación si gobernasen nuestro país. Pésima y obstruccionista para los intereses de los trabajadores. ¿Han apoyado alguna medida social y de progreso que beneficie a la población? Ni una.

Es verdad que la economía española y el empleo de mayor calidad continúan viento en popa. Una noticia que a los falsos patriotas les indigna y les llena de incertidumbre. Las familias y la gente no importan. Solo les interesa recortar derechos y libertades siempre que pueden, y hacer reverencias a los que más tienen. De todos modos, los programas de austeridad y los recortes en gastos sociales vuelven a una economía mundial cada vez más inestable, como fórmula que agravia a unos y alimenta a los acaudalados.

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