Opinión | Viento fresco

Empastillados todos

El 40% de los andaluces se automedica

Un hombre tumbado en la arena de la playa.

Un hombre tumbado en la arena de la playa. / L. O.

El 40% de los andaluces reconoce que se automedica, dice el titular. Los cántabros lo hacen aún más: un 41,3%. El doctor Internet hace estragos. Su enfermero de guardia es Google, que nos introduce en la consulta, nos lleva de aquí allá, navegando, navegando para llegar a algún sitio donde damos con el problema: vamos a morir pronto.

Todos llevamos dentro un seleccionador nacional. También un médico. Eso se te quita con analgésico, dice el cuñado en la comida familiar. Tómate estas pastillas que me recetaron a mí y que van muy bien, nos proclama ufana por skype la prima pizpireta que vive en Australia. Puedes estar en las antípodas de su estilo de vida pero tomarte el medicamento que te recomienda.

Los médicos advierten de los riesgos de automedicarse. Los laboratorios, del riesgo de no hacer caja. El consumo de ansiolíticos y de antidepresivos ha aumentado en los últimos tiempos. Me he empastillado y me he metido en la cama, nos dice un amigo. Y lo vemos normal.

El estudio que arroja estas cifras, 1.600 entrevistas, lo ha realizado Aegon y se titula Estudio sobre Salud y Estilo de Vida. Ya les digo yo que ese estilo es tirando a mejorable: demasiada gente cuya rutina es madrugar, trabajar, ir al súper derrengados casi de noche y debatirse luego en el sofá entre tomar una cerveza o no. Finalmente, caer dormido viendo la enésima serie «que no te puedes perder». Un lustro así y te comes los antidepresivos como si fueran cacahuetes. Que además no engordan. O te vuelves adicto a todo lo que anestesie, incluida la barbacoa dominical con el vecino, en la que caen siete u ocho botellines. Qué mono es tu niño, Mari Carmen.

La medicación es un negocio y para algunos, la farmacia es como el puesto de frutos secos. A veces vivir plenamente es la mejor medicina, nos dejó dicho el clásico, y si no lo dijo debería haberlo dicho, que para eso su frase ha tenido el mejor efecto secundario posible: la posteridad. La automedicación ha aumentado ocho puntos en pocos años y la media de automedicados confesos en España es del 35%. Mienten más que hablan.

Claro que no es lo mismo automedicarse contra un severo mal en el colon o el cerebro que cuando nos duele la cabeza, cosa que no pocas veces se produce al leer una columna o artículo pesimista sobre nuestro bienestar y estilo de vida. No es el caso. Pero siempre, consulte a su médico. Salud.