Opinión | Zona press

Tú eres baloncesto

Manolo Rincón, homenajeado en el Carpena.

Manolo Rincón, homenajeado en el Carpena. / UnicajaB/Fotopress

El baloncesto hizo que pudiéramos coincidir, que tuviera la suerte de poderte conocer. Dicen que fuiste un mecenas, que claro que lo fuiste porque pusiste tu dinero. Es cierto que lo pusiste en el baloncesto cuando podías hacer con él lo que te diera la gana. Pero tú no eras sólo el que ponía su dinero, que ya es mucho. Eras mucho más que eso. Tú afrontabas la vida de una manera distinta. Seguro que tendrías tus preocupaciones pero transmitías una manera de afrontar las dificultades demostrando que aquello que hacíamos nosotros era lo más importante de las cosas menos importantes.

El primer año que coincidimos yo era un recién llegado al Clínicas. Ese año no cuenta. No cuenta porque tú no estuviste muy presente. No sé qué motivó aquello. No sé si lo de jugar en Benahavis pudo afectar o si había algo que hiciera que no estuvieras tan cerca de nosotros. El segundo año en LEB Plata sí que estuviste mucho más cerca. Eras uno más pero siempre en tu sitio. Y fue ese año cuando de verdad pudimos comprobar la persona que eres.

Aquel año y el siguiente en LEB Oro fueron increíbles. Fueron duros también. Muchas horas de entreno. Pero fueron muy divertidas, compitiendo con un grupo de niños, con muchos malagueños, en competiciones profesionales y con unos entrenadores llenos de ilusión y ambición pero con poca experiencia a ese nivel. El tercer año fue peor, se rompió el equipo porque algunos chicos ficharon en ACB y alguno dejó de jugar. Llegó una generación nueva de jóvenes que para ciertas personas del club eran el futuro del Unicaja. Después, ninguno de ellos ha jugado en la élite pero en aquel momento me señalaron a mí que era el entrenador y eso hizo que saliera del equipo, del proyecto y del club.

Pero aquello también me hizo mejor, más fuerte. También me ayudó a saber qué personas me rodeaban y a sacarlas de mi vida. Pero aquello también me alejó de seguir conociéndote, o de seguir tratándote. Eso no quita el enorme respeto que te profeso, y la enorme admiración. Tú eres de esas personas que marcas a los que te rodean porque no dejas indiferente a nadie por tu manera de afrontar la vida llena de positivismo y de ganas de exprimirla cada minuto.

Y seguro que el baloncesto debe agradecerte mucho. Pero no solo por aquellos años maravillosos en los que en Málaga pudimos disfrutar de magníficos jugadores jóvenes jugando en competiciones profesionales. También por todo lo que ayudaste al baloncesto base porque tú no decías no a nadie y siempre estabas dispuesto a ayudar a todos. Por eso te digo que tú no solo fuiste ese empresario que pone dinero. Tú fuiste mucho más, tú eres baloncesto. Mereces todos los homenajes que se te hagan, pero son pocos. Mereces muchos más y no serán suficientes para agradecerte todo lo que hiciste por nuestro deporte.

Cuando te quemaste del baloncesto, o te quemaron, allí estuviste para apoyar al Costa del Sol de balonmano femenino. Ellas también son lo que son gracias a ti. Y estoy convencido de que seguirás apoyando a muchos deportistas, muchos equipos que sin tu apoyo no serían capaces de competir o de progresar.

Lo último fue el verano pasado, que necesitábamos ese último empujón para viajar a Argentina a jugar el mundial +35 y cuando Carlos contactó contigo ahí estuviste tú para decir sí y ayudarnos. Otro motivo más para que yo te dé las gracias.

Pero, te insisto, mi agradecimiento es mucho mayor por lo que me enseñaste, por aprender a afrontar la vida de otra manera y por todas las muestras de cariño que me transmites cuando coincidimos que, por desgracia, son las menos veces.

Seguro que disfrutaste en el Carpena el otro día. Me dio pena no haber estado allí rompiéndome las manos aplaudiéndote. Pero te digo que, desde la distancia, yo también fui feliz sabiendo que aquel momento era especial para ti. Y ya te digo, imposible que igualemos todo lo que tú has dado al baloncesto.

Un vez más, muchas gracias, Manolo Rincón. Un abrazo grande.